El cine es masivo, es global, y hay que hacer películas para el mundo, expresó Alfonso Arau al referir su visión sobre el cine. Este hombre es de carácter versátil, este gran humorista, bailarín, actor y cineasta, es uno de los pocos directores mexicanos que se precie de haber alcanzado las cumbres de Hollywood. Siempre conservando el humor como su identidad cinematográfica, Alfonso Arau representa un pilar del cine mexicano debido a su prolífica trayectoria y a su agudo testimonio de la vida en México en la segunda mitad del siglo XX.
En reconocimiento a su pasión y dedicación al mundo cinematográfico, la Cineteca Nacional, la Fundación Carmen Toscano y la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) otorgan al también músico, cantante, y guionista, Alfonso Arau, la Medalla Salvador Toscano al Mérito Cinematográfico 2015.
Como complemento se ha preparado una retrospectiva con 19 títulos en los que ha participado ya sea como actor, director o guionista. Las funciones podrán disfrutarse en la Sala 10, Luis Buñuel, del 21 de septiembre al 9 de octubre. Además, el martes 27 de septiembre a las 18:00 se presentará el libro Alfonso Arau. Así es la vida (vals para piano), editado por la Universidad de Guadalajara y escrito por Armando Casas.
Cabe recordar que la Medalla Salvador Toscano se entrega desde 1983 a aquellos profesionales que se han desempeñado en un área de la cinematografía: guionistas, directores, críticos, etc. Así, han recibido este reconocimiento personalidades como Vicente Leñero, Tomás Peréz Turrent, Jorge Ayala Blanco, Gunther Gerzso, Felipe Cazals y Sergio Olhovich, entre otros.
Alfonso Arau, nació en la Ciudad de México en 1932, incursionó por primera vez en el cine como humorista y bailarín, al lado del también comediante Sergio Corona. Juntos formaron el dueto Corona y Arau, protagonizando diversas cintas entre las que destaca Viaje a la luna (Fernando Cortés, 1958), con un elenco que reunía a los grandes cómicos de la época: Tin Tan, El Loco Valdés, Chabelo y Viruta y Capulina. Su primer trabajo fílmico se remonta al periodo en que estuvo en Cuba, en 1960, realizando un cortometraje producido por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
Después de trabajar como actor estelar tanto con directores estadounidenses como mexicanos, Alfonso Arau se decidió a dirigir su ópera prima: El águila descalza (1969), premiada por la AMACC.
Entre sus títulos destaca el interés por llevar a la pantalla una comprometida crítica política y un reflejo del individuo mexicano ante la corrupción y el abuso de poder. Ejemplo de esto serían sus primeros largometrajes: El águila descalza (1969), Calzonzin inspector (1973) y Mojado Power (1980). La realización de Como agua para chocolate (1992) significó su consolidación e incursión en la industria estadounidense.
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