El abandono progresivo y paulatino de prácticas agrícolas de alto impacto como el uso excesivo de plaguicidas y la implementación de un programa piloto de abastecimiento de maíz basado en producción local y sustentable, representan dos ejes fundamentales en el compromiso recientemente anunciado por Grupo Bimbo de trabajar por una política global de agricultura que incluya prácticas ambientales y socialmente responsables.
Dicho compromiso asume la producción local con agricultores de pequeña escala, el respeto de los derechos humanos de productores y comunidades, la protección de la biodiversidad, el uso sostenible del suelo y los recursos hídricos, tal como lo demandó Greenpeace desde 2015 en la petición dirigida a Grupo Bimbo y firmada por más de 160 mil personas, por lo que saludamos gratamente el pronunciamiento público de la panificadora más grande del mundo.
“Este paso que da Bimbo hacia abastecerse a través de un modelo de agricultura sustentable es una gran victoria de la gente. Es una demostración de que sí es posible cambiar las cosas si hay voluntad con responsabilidad social de las empresas, y si nos unimos como sociedad sin importar que tan grande o inalcanzable pueda parecer un objetivo. Es resultado del poder de la gente, de estas 160 mil personas quienes han alzado la voz por su alimentación, su salud y el medio ambiente firmando la exigencia de eliminar el uso de plaguicidas altamente peligrosos que han sido prohibidos en otros países y la reducción paulatina del uso de agrotóxicos hasta eliminarlos de su cadena de abastecimiento de maíz producido en México”, indicó Gustavo Ampugnani, Director Ejecutivo de Greenpeace México.
“El compromiso de una empresa de la talla de Bimbo –abundó Ampugnani- , es un ejemplo para la industria alimentaria y para el gobierno federal, responsable de construir políticas públicas que incentiven un sistema agroalimentario transparente -que brinde la información que los y las consumidoras necesitan para elegir qué productos consumir- y que impulse una transición hacia un modelo de agricultura ecológica que le permita al país producir de manera sostenible alimentos del campo libres de agrotóxicos y transgénicos, sanos para la gente y el planeta”.
Este hecho representa un precedente importante para demostrar que cada firma, cada mensaje enviado, cada manifestación pacífica a la que se ha sumado la gente, cada hecho cuenta e incide en la toma de decisiones de las empresas y otros sectores como el gobierno. Es posible incidir en el rumbo del planeta, hacia uno más ecológico y justo para todos.
Este es un paso de la panificadora hacia la agricultura ecológica, al incluir los siete principios que Greenpeace ha promovido, como: la producción local con agricultores de pequeña escala y medios de vida dignos, sin transgénicos ni plaguicidas, el respeto de los derechos humanos de productores y comunidades, la protección de la biodiversidad, el buen uso de suelos y de recursos naturales como el agua, así como la promoción de la resiliencia económica y ambiental.
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