De acuerdo al investigador Nelson Florez, al dictar una conferencia en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México (Flacso México), sólo los estados de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Sinaloa y Sonora son las únicas entidades con vocación agrícola competitiva en sus unidades productivas en México.
Entre 1991 y 2007 se incrementó del 32 al 62 por ciento la propiedad privada de la superficie agrícola mexicana, y aunque el Producto Interno Bruto (PIB) Agrícola mexicano creció en promedio 1,5 por ciento entre 1987 y 2010, y estar por encima del promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de 1,2 por ciento, no se compara con el crecimiento agrícola de América Latina, que ha presentado un ritmo de crecimiento promedio de 2,9 por ciento.
Señaló que al estudiar la estructura de producción agrícola mexicana, sólo los estados antes mencionados gracias al uso de tecnologías, infraestructura de riego, capacitación (en los procesos de producción, transformación y comercialización), contratación de trabajadores asalariados y exportación de bienes agropecuarios han progresado en comparación con el resto del país.
La investigación realizada por el investigador de Flacso México arrojó que para el año 2010, alrededor del 40 por ciento del crédito otorgado por la banca comercial del país al sector agropecuario se concentra en los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas y Veracruz. Esto se suma a que las últimas tres entidades mencionadas tienen una estructura productiva cimentada en el uso intensivo de herramientas manuales y tracción mecánica con bajos niveles de competencia y de vocación agroexportadora.
“El sector agrícola en los últimos años no ha sido una fuente importante para el crecimiento de la economía de México y la balanza comercial del sector es deficitaria después de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, situación que hace preocupante el tema de la seguridad alimentaria en el país”, enfatizó Nelson Florez.
El economista destacó la Población Económicamente Activa (PEA) agrícola se ha disminuido, como tendencia secular de los procesos de industrialización y urbanización, y por el efecto de las reformas y tratados comerciales implementados en los últimos años.
Nelson Florez resaltó la disminución de 2 millones de hogares que percibían ingresos provenientes de las actividades agrícolas, decreció de 3,8 millones en 1992 a 1,8 millones de hogares en 2010. Estos últimos hogares representan alrededor de 9 millones de mexicanos, de los cuales el 80 por ciento se encuentra en condiciones de pobreza.
El profesor de la Flacso México dijo que los esfuerzos que se han realizado en los últimos años a nivel nacional para dinamizar y hacer competitiva la actividad agrícola “han sido mínimos”, hecho que se confirma con el debilitamiento en los indicadores macroeconómicos, de las unidades productivas y en la mayor precariedad de la condiciones de trabajo.
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