De acuerdo al Cuarto Informe de Gobierno de la Ciudad de México se ha disminuido el número de anuncios publicitarios en la ciudad, de 4 mil 431 anuncios a 4 mil 160. Aunque cientos de los anuncios existentes violan las leyes establecidas.
El programa de Reordenamiento de Publicidad Exterior se creó en 2011 para reducir la contaminación visual y atacar el problema de distracción a conductores para evitar accidentes automovilísticos, pero no ha sido aplicada en la realidad, permitiendo infinidad de violaciones a este reglamento.
Ejemplo de estas violaciones es que en poco más de dos años se han clausurado mil 965 anuncios publicitarios irregulares y se ha retirado dos mil 738 en diversas avenidas de la capital, lo que acumula un total de 4 mil 703 elementos propagandísticos suspendidos, que de principio se permitió su colocación de forma ilegal.
En materia de la disminución de anuncios, la Comisión de Inventarios del Consejo de Publicidad Exterior estableció un padrón de publicidad legal, y mediante el Programa de Reordenamiento de Publicidad Exterior, se autorizó el retiro de cientos de anuncios.
Al respecto, Jorge Carlos Negrete Vázquez, Presidente de la Fundación por el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano, externó su apoyo a estas medias pues considera son necesarias para mejorar el entorno de la urbe, y pide se sigan realizando estas actividades para garantizar el bienestar de los ciudadanos.
Dentro de este programa de reordenamiento también se realizó una revisión y regulación en los cuatro principales corredores publicitarios de la Ciudad de México: Circuito Interior (393 revisados, 358 regulares, 21 irregulares y 7 retirados), Calzada Ignacio Zaragoza (52 revisados, 25 regulares y 18 irregulares), Viaducto Miguel Alemán (186 revisados, 168 regulares y 18 irregulares) y Anillo Periférico (en éste último solo no hay cifras del número de anuncios revisados), en estos cuatro puntos de la ciudad se expidieron 35 licencias y autorizaciones de anuncios.
En tanto, en un informe expedido por el Instituto de Verificación Administrativa (Invea) a finales de febrero reveló que desde enero del 2015 hasta la fecha, la suma de multas aplicada a inmuebles, publicistas y empresas que colocan anuncios en sitios no autorizados y sin permiso acumula 480 millones de pesos (25.1 millones de dólares), por lo que se puede indicar que esta cifra ascendió 175 millones en siete meses, ya que en julio del año pasado este organismo señaló que las multas por publicidad exterior irregular ascendía a 305 millones de pesos (16 millones de dólares).
La Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) del gobierno de la capital indica que los patrones de anuncios publicitarios a través de la Gaceta Oficial de la Ciudad de México muestran que existen tres mil 629 anuncios regulares autorizados a 53 empresas, mientras que el Instituto de Verificación Administrativa (Invea) en un comunicado dio a conocer que se han clausurado mil 965 anuncios publicitarios irregulares y se ha retirado dos mil 738 en diversas avenidas de la capital, lo que acumula un total de 4 mil 703 elementos propagandísticos suspendidos en un lapso de poco más dos años.
Pese a estas declaraciones, la ciudadanía ha expresado que dicho levantamiento de publicidad en las calles, se percibe como insuficiente en las calles, avenidas y vialidades de la metrópoli porque, éstas están inundadas de irregularidades en cuanto a publicidad.
En la actualidad, no existen cifras concretas de la totalidad de anuncios publicitarios que hay en México y mucho menos en la capital por la falta de una Ley Federal de Publicidad Exterior que los controle y los regule, pero no sólo nos enfrentamos a faltantes de normas, sino también a una sobre-regulación de la misma, que lejos de poner orden, causan confusión e incluso puntos de desacuerdo entre las instancias y no dan solución al problema.
Lo cual provoca diversos problemas, como es el caso de los automovilistas, pues la distracción de estos anuncios puede ocasionar accidentes, o incluso por la saturación de imágenes puede llegar a imposibilitar la percepción de señales de alerta que conduzcan a violar las disposiciones, el riesgo aumenta en vialidades donde está permitido velocidades más elevadas y la circulación es mayor.
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