Se informó que restauradores de nueve naciones, incluida México, participan en el Proyecto “Nano for Art”, que busca brindar a especialistas nuevos sistemas de conservación del patrimonio cultural; los integrantes de este grupo son especialistas de Italia, España, Reino Unido, Francia, Dinamarca, República Checa, Alemania, Eslovenia y México, trabajan con las fórmulas creadas por el restaurador italiano Piero Baglioni.
Quienes trabajarán en poner al alcance de especialistas en la materia nuevos sistemas de conservación basados en el uso de nanopartículas aplicables a la preservación de obras artísticas, como pinturas de caballete y al fresco, dibujos, libros antiguos y monumentos prehispánicos.
Se trata de una tecnología desarrollada por Piero Baglioni, de la Universidad de Florencia, Italia, quien en las últimas tres décadas ha utilizado la nanotecnología para la conservación del patrimonio cultural.
Ello se dio a conocer en la conferencia Nanotecnología aplicada a bienes culturales: Pintura mural y celulosa, en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museología (ENCRyM), de la Ciudad de México, y en la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO), en Guadalajara, el experto se refirió al Proyecto Nano for Art, que surgió en Florencia a principios del año pasado.
Baglioni detalló que en el caso de México, serán el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Museo Nacional de Antropología (MNA), y el Museo Nacional de Dinamarca (Nationalmuseet), las dos instituciones encargadas de hacer el dictamen final de esta tecnología basada en nanopartículas, que vino a revolucionar las técnicas de restauración a nivel mundial. Por parte de nuestro país también participan la ENCRyM y la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, del INAH.
Nano for Art (http://www.nanoforart.eu), puntualizó el experto, tiene como objetivo principal trabajar con nuevos sistemas de nanomateriales (dispersiones de nanopartículas, soluciones micelares, microemulsiones y geles), creados para la conservación y preservación de bienes culturales muebles e inmuebles.
El proyecto, dijo, concluirá en diciembre de 2014, con la “validación de la tecnología y los métodos desarrollados, así como actividades de capacitación”, para la conservación de obras artísticas.
Actualmente, dijo Baglioni, la conservación del patrimonio cultural está basada principalmente en métodos tradicionales y materiales convencionales que a menudo carecen de la necesaria compatibilidad con las obras de arte originales y un rendimiento duradero que responda a los cambios del entorno natural y al uso de los bienes artísticos.
El principal reto de este proyecto, anotó, es la combinación de sofisticados materiales funcionales derivados de la nanociencia y la nanotecnología, con métodos innovadores en la restauración y conservación preventiva de obras de arte, con una eficiencia sin precedentes.
La primera fase busca poner al alcance de los restauradores (profesores y estudiantes avanzados) sistemas nano-estructurados, como dispersiones de nanopartículas, soluciones micelares, microemulsiones y geles, con el fin de ofrecer nuevas vías fiables para restaurar y preservar obras de arte.
Sobre el trabajo con restauradores mexicanos, Piero Baglioni estableció una estrecha relación desde 2002. Ha participado en la consolidación de los murales de la Zona Arqueológica de Calakmul, Campeche, descubiertos en 2004, donde utilizó, para esos años, las innovadoras técnicas de nanopartículas de hidróxido de calcio y bario, que “son compuestos muy versátiles y eficientes para revertir algunos de los procesos de deterioro, entre ellos su desprendimiento, que sufre este tipo de pintura mural creada sobre superficies de cal”.
Asimismo, ha trabajado con restauradores del INAH en la limpieza y consolidación de murales prehispánicos de Cacaxtla (Tlaxcala), Cholula (Puebla), Tlatelolco (DF), Mayapán (Yucatán), El Tajín (Veracruz), Monte Albán (Oaxaca) y Teotihuacan (Estado de México), entre otros.
De igual manera, dicha tecnología ha servido para la eliminación de polímeros de vinilo y acrílico (adhesivos sintéticos) de murales de las zonas arqueológicas de Mayapán, Cacaxtla y Cholula; “tales materiales fueron aplicados en los años 70 en las antiguas pinturas, y con el paso del tiempo, la acción de agentes físicos y mecánicos que interactúan sobre la superficie (temperatura, humedad), aunado a la suciedad acumulada a lo largo de los años, modificaron la apariencia de estos bienes culturales”.
Con anterioridad, las innovadoras técnicas desarrolladas por Baglioni y su equipo también se aplicaron en la limpieza de los frescos de Masaccio, Lipi y Masolino en la capilla Brancacci, de la Iglesia de Santa María del Fiore, en Florencia. También se han usado en la eliminación de las resinas de silicón de las pinturas murales de la gruta de la Basílica de la Anunciación, en Nazaret, Israel, que datan del siglo V-VI.
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