Tras el duro encontronazo del gobierno con Carlos Slim, la realidad parece dispuesta a demostrar que el optimismo oficial está muy lejos de tener un soporte firme. Primero, y diga lo que diga el gobierno, es obvio que la situación económica aún no deja sentir su peor parte. Después, queda a la vista que la violencia en el país es mucho más seria de lo que se reconoce y, a querer o no, una demostración evidente de que la «goliza» a la delincuencia no pasa de ser una mala frase en un mal discurso. Y finalmente, para nadie es ya un secreto que el equipo que acompaña a Felipe Calderón en el gobierno es abiertamente incapaz. El problema en las finanzas es ya una amenaza abierta. El gobierno reacio y todo, ha sido obligado a reconocer que el descalabro será algo más que un «catarrito». Y más a fuerza que por convicción, aceptó ya que a lo largo de este se perderán empleos. Por supuesto, lanza cifras menores a las en realidad esperadas. Pero los cálculos señalan que la situación será muy difícil este año y que en el próximo aún se dejarán sentir los duros efectos de la crisis. Pero la fragilidad lo que ha puesto en evidencia es que en el gobierno no hay una estructura sólida que permita poner en marcha estrategias realmente efectivas para remediar la situación… Por lo que se refiere a la inseguridad, el gobierno vuelve a tener problemas con la realidad. La titular de Relaciones Exteriores, Patricia Espinoza habla de «sólo tres estados» en los que la violencia se deja sentir en un intento, por demás pobre y burdo, de crear en el ámbito internacional una imagen de «tranquilidad y control» en el país. Pero todo mundo sabe que los hechos son muy diferentes. Los muertos aparecen en todo el país y a cada momento. La inseguridad es total y la guerra declarada por el gobierno a la delincuencia organizada no avanza. Extorsiones, secuestros, robo de todo tipo y asesinatos son el pan de cada día. Superamos ya las marcas de años anteriores y este amenaza con ser uno dramáticamente violento. Y a cambio, el gobierno presenta discursos y supone que con ello todo se solucionará. Pero las cosas son mucho más serias. Las autoridades encargadas de hacer frente al problema, las mismas que tuvieron a su cargo la responsabilidad de resolver este reto a lo largo del sexenio pasado, han sido ya abiertamente rebasadas. La delincuencia ha demostrado, incluso, que pude movilizar masas. El gobierno está, simplemente, en una posición de reacción. Y ante ello, desde Estados Unidos llegan los mensajes de nerviosismo del nuevo gobierno en Washington. Las cosas a pesar de lo que dice Relaciones Exteriores, están cada día más alejadas del control. Así, el primer problema se encuentra no en los retos que enfrenta el país, sino en la pobreza del equipo de gobierno. La mayor parte de los secretarios de estado no tiene el nivel adecuado. Y el resto simplemente no existe. Carecen de un proyecto de fondo y, por supuesto, de visión de estado. Y por el otro, queda claro que el sector privado, el mismo que con tanta dedicación respaldó la candidatura panista, hoy se encuentra simplemente desilusionado, cuando no confrontado con el gobierno. Y a ello entonces, se suman la crisis económica, de seguridad y la social, y tenemos en las manos una combinación que anuncia pocas cosas buenas… Ahora resulta que se han encontrado depósitos de petróleo que garantizan al país recursos por algunas décadas. Y como no resulta lógico creer que este descubrimiento se hizo apenas, salta a la vista el hecho de que el gobierno ha manipulado la información al respecto y que el proyecto que envió al Congreso para reformar PEMEX el año pasado no tenía la información respectiva.
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