En mi diario caminar por los pasillos y los andenes del Metro, en el traslado cotidiano de casa al trabajo y del trabajo a casa, encuentro motivos para la reflexión.
Hay acontecimientos en los que soy protagonista o coprotagonista. En otros solamente soy testigo. Los hay amables. Unos más, tristes o dolorosos.
Cómo no entender una expresión de agobio en el vecino de asiento. Cómo no compartir la sonrisa de un bebé. Los pequeños parecieran estar para ello, para sonreír. En su mirada dicen aquí estoy, voy a aliviar, con un gesto que es del Señor, no mío, la dura carga que llevas.
También hay, por supuesto, personas en quienes se adivina un transcurrir sin sombras. En cada viaje, dependiendo de la hora y el día, aparecen expresiones variopintas, que, repito, invitan a pensar y repensar los hechos de hoy, los que habrán de ser mañana, los de ayer.
Hoy me he detenido a ver algunos murales con mensajes de dos partidos políticos.
Del Partido Socialdemócrata:
“Seguridad para ell@s, tranquilidad para nosotros”.
“Mexicanos al grito de paz, las cosas no se solucionan a balazos”.
“La violencia en la calle empezó en alguna casa”.
En las palabras seguridad, tranquilidad, paz, balazos, violencia, se encuentra el objeto de una de mis reflexiones. Esto, porque “Seguridad” es el nombre genérico de la entrega que semana a semana, desde hace diez años, hago a Mi Ambiente, gracias a la generosa hospitalidad de mi amigo Adolfo Montiel Talonia, director general.
Pero, hablaba de otra propuesta, ésta del Partido Verde Ecologista de México: “Porque nos interesa tu vida, pena de muerte para asesinos y secuestradores”.
Y viene entonces una conclusión primera a mi conciencia, a mi sentimiento. ¿Muerte a quien vulnera nuestra seguridad? ¿Muerte a quien nos quita la tranquilidad? ¿Muerte a quien nos roba la paz? Los homicidas, los secuestradores, cancelan seguridad, tranquilidad, paz. Acaso las familias de las víctimas pedirían semejante castigo. Pero, en una reflexión más a fondo encontraríamos que no es solución, que es lo que anhelamos. Porque “La violencia en la calle empezó en alguna casa”. Y lo que demandamos es alto a la violencia.
Además, muchas son las formas de violencia que generan la violencia criminal. Acaso ésta comience con un entorno, familiar (“de alguna casa”) o próximo, que daña al hombre o la mujer en formación. Desde la niñez.
Por consiguiente, si el fin es alcanzar tranquilidad, seguridad, paz, en nuestras vidas, debemos comenzar por allegar a las familias, desde las instituciones públicas y privadas, los recursos materiales y espirituales que son necesarios.
Sí, nos conmueve hasta el horror y el terror, la información de cada día sobre la violencia, fenómeno que, por cierto, no es privativo de México. Convengamos en que violencia no es sólo un atraco a mano armada, un homicidio, un secuestro. Violencia es la explotación de menores. Violencia el desamparo de indigentes, Violencia es el abandono de ancianos. Violencia es la discriminación de quienes no son como nosotros.
Así, si queremos vivir en un mundo sin violencia, comencemos por erradicarla de nosotros en el devenir cotidiano de nuestra existencia.
Es genial esta imformacion me sirvio mucho se gano mis aplausos el q lo investigo pravo pravo pravo
nabi