Opinión

¿Porqué gratitud a Dios?

Por: Noé Díaz Alfaro*

La gratitud es un valor espiritual y moral que socialmente estamos olvidando. En el vocabulario de la mayoría de las personas esta palabra casi ya no existe. La Biblia, que es la Palabra de Dios, nos muestra a lo menos cuatro razones por las cuales siempre debemos expresar nuestra gratitud y, especialmente, a Dios.

Primera. Porque este es el testimonio bíblico. El rey David expresó: “Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Sal.103:1-2). Por su parte, en el capítulo 100 del mismo Libro de los Salmos leemos: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” (Sal.100:4-5).

Segunda. Porque este es el ejemplo mostrado por nuestro Señor Jesucristo. “Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud” (Mt.15:36). “…Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído” (Jn.11:41). “Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: bebed de ella todos” (Mt.2627).

Tercera. Porque esta es la voluntad de Dios. El apóstol Pablo, cuando escribe a los cristianos de la iglesia en Éfeso les exhorta diciendo: “dando siempre gracias a Dios por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Ef.5:20). Y cuando se dirige a los creyentes de la iglesia en Tesalónica ordena: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1Ts.5:18).

Cuarta. Porque Dios es bueno y para siempre es su misericordia. No hay duda, tan sólo por su amor Dios ha sido nuestro proveedor, guardador, sustentador, sanador, libertador, salvador y pastor durante todo este año que termina; y no sólo con nosotros, sino también con nuestros hijos y con los hijos de nuestros hijos Él ha sido nuestro amparo, nuestra fortaleza y nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Con cuánta razón dice el salmista: “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré. Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio”. (Sal.18:1-2).

Pero, ¿también debemos darle gracias a Dios por los problemas? Sí, porque a través de ellos nos acercamos a Él e imploramos su ayuda, apelamos a sus promesas y practicamos nuestra fe. De tal manera que se cumple lo dicho por el apóstol Pablo: Por todo, siempre debemos dar gracias a Dios, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

Querido amigo: Estamos a unos días de concluir este año de gracia 2010, apelo a estas cuatro razones y a lo que has recibido de Dios para invitarte a que ahora mismo le demos gracias a Dios, en el nombre del Señor Jesús, por lo que Él ha hecho, por lo que Él hace y por lo que Él hará en nuestras vidas. ¿Queréis hacerlo?

*Pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R.

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