Dos años atrás el Presidente de México hablaba con certeza y con visión económica. Las reservas internacionales eran cuantiosas, cerca de 100 mil millones de dólares, los precios del petróleo eran de bonanza y la producción industrial y agropecuaria conservaba un buen nivel. Por ello, cuando afirmaba que la crisis económica internacional no afectaría mucho a México, por que la economía estaba blindada, tenía razón. Hoy, 2 años después, el titular de Hacienda, Agustín Carstens, informa lo contrario y admite que la crisis económica es la peor en los últimos 30 años. El futuro es negro y la calidad de vida de millones de mexicanos es de incertidumbre.
Y evidentemente alguien falló. Y alguien nos engañó. El sector económico del gabinete presidencial es el que ha fallado. Desde el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos; el secretario del Trabajo, Javier Lozano; y el principal, el jefe de Hacienda, Carstens. Las reservas se han dilapidado y el endeudamiento internacional es mayor al que adquirió el gobierno de Ernesto Zedillo en la crisis del 95.
Carstens sentenció que ante el déficit de 300 mil millones de pesos, ahora deben aumentar los impuestos. Con tal versión debía estar acompañada con la renuncia a su cargo y entregada al Presidente Calderón. La Cámara de Diputados, Cámara de origen para el presupuesto público y los impuestos, ahora estará conformada por una mayoría priísta, que eligió el pueblo. Pero es evidente, que no lo eligió para que aprueben más impuestos.
Comentarios Cerrados