De nueva cuenta, el Presidente FelipeCalderón está enojado. Y de nuevacuenta confunde el fondo del problema. El asesinato de varios jóvenes en Cuernavaca, entre los que se encontraba el hijo de Javier Sicilia,se convirtió en un ingrediente fuera de control en la tensión social. Y las manifestaciones y mensajes en este asunto, irritaron al gobierno. Las quejas por la violencia provocaron primero, la advertencia de que nada cambiaría.
Y después la amenaza de que nos faltan siete años más de violencia. Pero como ello no alcanzó el objetivo que se buscaba, el Presidente Calderón perdió de vista el centro del debate. Y se lanzó a responderle a la sociedad. El ¡Ya basta! dijo, debe dirigirse a los delincuentes. Y con esta afirmación, el Primer Mandatario quedó, otra vez, totalmente fuera de la realidad. Contra lo que Felipe Calderón piensa y siente, la sociedad tiene todo el derecho de protestar, quejarse y criticar al gobierno. Y el Jefe del Ejecutivo Federal no puede olvidar que los ciudadanos eligen a sus autoridades precisamente para ordenar y para demandar respuestas. Es obvio que los delincuentes son parte fundamental del problema. Pero los ciudadanos no votan por cárteles, ni por secuestradores.
Y los encargados de dar seguridad son, precisamente los que recibieron el voto ciudadano. De esta manera, el enojo del Presidente Calderón deja ver que la frustración en su gobierno va en aumento. Y que el enojo lo lleva a perder vista las cosas más simples. El Presidente Calderón no puede olvidar que, le guste o no, la sociedad le ha encargado un trabajo. Y que ante los resultados, a quien tiene que reclamarle es al gobierno, no a los delincuentes. Después de todo, si hay delincuencia, es por incapacidad o corrupción, o ambas, en las instituciones encargadas de la seguridad.
Y ese es problema de la autoridad y no de los ciudadanos, por más que sean ellos los que sufran las consecuencias. El Presidente Calderón está de nueva cuenta, enojado. Pero con su malestar, lo único que ha puesto en evidencia es que confunde las cosas y que olvida que lo que tiene en las manos es un mandato, orden, de la sociedad. No un cheque en blanco para hacer lo que prefiera… Y para que el enojo presidencial cobre fuera, las fosas en Tamaulipas y Sinaloa y la reaparición del subcomandante “Marcos” ahora con el tema de los muertos en Cuernavaca, se convierten en un frente de batalla sobre el que el gobierno parece no sólo no tener respuestas, sino siquiera una actitud adecuada…
Pero los problemas para el gobierno parecen no tener fin. El optimismo con el que se planteó todo el tema de la comentada reforma laboral, elaborada en el sector empresarial e impulsada por la Secretaría del Trabajo de Javier Lozano, pero firmada por el PRI de la Cámara de Diputados controlada por Enrique Peña Nieto, se ha convertido en frustración y enojo. Los priístas habían sido llevados a un callejón sin salida. Las cúpulas habían sellado un pacto para darle al gobierno una carta importante, en vísperas de unas elecciones complejas y vitales en el Estado de México. Pero las quejas, las amenazas y por supuesto el costo político que implicaba una reforma como la planteada, en la que los obreros pierden mucho de sus conquistas, obligó a un replanteamiento de las cosas.
Y el enojo del gobierno es evidente. El PRI que controla la Cámara de Diputados, uno de los varios que existen, no pudo cumplir su parte. Y por lo pronto, la reforma laboral, tendrá que por lo menos, ser replanteada. Y ello significa que podría no salir adelante en un buen tiempo. Por otro lado, el PRI de Manlio Fabio Beltrones, el del Senado, adelanta en el terreno de la reforma política. Y con ello, los acuerdos políticos aparecen viables, sin costos para nadie… Y en tanto, con el tema de las elecciones en el Estado de México, AMLO alcanzó una evidente consolidación política frente a la dupla Manuel Camacho – Marcelo Ebrard. El tabasqueño no sólo ridiculizó a la corriente de Jesús Ortega y Jesús Zambrano, sino que puso en evidencia la alianza Los Pinos-Camacho, con lo que aplastó las ambiciones de Ebrard.
Ahora, el jefe del gobierno del Distrito Federal sabe que puede ir como aliado del político del sureste y esperar tener alguna posibilidad para más adelante, dependiendo de los resultados electorales, o buscar el rompimiento, ser el candidato del PRD con Elba Esther Gordillo como aliada secreta, que de secreta no tendría nada, y arriesgarse a no ganar nada y sí perder todo.
@lopezobrador_ gana http://p.ost.im/p/WMSTe