DESAFÍO.- La producción de alimentos que no solo es insuficiente sino que registra cada año desperdicios de 20.4 millones de toneladas a pesar de que hay 24 millones de personas que carecen de seguridad alimentaria y 7.5 millones que padecen hambre crónica, tiene un fuerte impacto ambiental que prende focos de alerta por el elevado consumo de agua y el deterioro de la superficie terrestre. Esta insostenible situación exige, opinan expertos en la materia, implementar políticas públicas que permitan el equilibrio entre la producción agrícola y ganadera, y la protección y preservación de los recursos naturales para alcanzar la sustentabilidad. En México la alimentación es un derecho constitucional de creciente demanda por el incremento poblacional –más de 124 millones-, que presiona para garantizarlo a explotar intensivamente la tierra de vocación agropecuaria y los mantos acuíferos, recursos no renovables. Para la FAO el derecho a la alimentación implica el acceso y la disponibilidad de alimentos en todo momento, en cantidad y calidad nutricional suficiente para tener una vida activa y sana, y la sustentabilidad, satisfacer las necesidades actuales de la población sin comprometer las de las generaciones futuras. Para María José Ibarrola Rivas, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, “a primera vista parece que la seguridad alimentaria y la sustentabilidad no se pueden compaginar”. Como ejemplo expone que en México la agricultura intensiva implica consumo de energía, contaminación, emisiones de gases de efecto invernadero y desgaste de acuíferos, y la extensiva, la de pequeños productores que no usan maquinaria, de producción insuficiente y con necesidad de grandes superficies de tierra, causa deforestación, erosión, pérdida de suelos y de fertilidad. El trabajo de investigación que realiza Ibarrola Rivas como geógrafa, radica en encontrar caminos que permitan llegar a la seguridad alimentaria sustentable, lo que es posible con la reducción del impacto ambiental, con el entendimiento de la relación consumo-producción y con la elaboración de dietas sanas para la población. Además de considerar la diferencia espacial y la diversidad de sistemas de manejo de un cultivo, que se determinan por los climas, los suelos, la tenencia de la tierra, el acceso a insumos agrícolas y hasta cuestiones culturales de los productores. La producción de mayor impacto ambiental es la de alimentos de origen animal, incluidos lácteos, que va en aumento a causa de un mayor consumo: la de carne de res creció cinco veces en los últimos 50 años y la de pollo 20. La que se obtiene de la agricultura necesita agua en grandes cantidades: un kilogramo de plátanos 800 litros, de papas, 287; de maíz, 1000; y uno de carne, 15 mil, en promedio. Conclusión: la producción de alimentos es el mayor desafió para alcanzar la sustentabilidad en México y el mundo; globalmente se destina 70% del consumo de agua y 40% de la superficie terrestre.
AUXILIO.- Aunque ha destacado a más de 25 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte de México para impedir que los migrantes pasen a territorio de Estados Unidos, lo que en la práctica es un muro y por el cual está feliz, feliz, feliz Donald Trump, el presidente Andrés Manuel López Obrador pedirá al papa Francisco ayuda para resolver ese problema. Ello a través del próximo embajador de México en El Vaticano, Alberto Barranco, quien además se encargará de extenderle al Pontífice una invitación para que visite el país.
ABORTO.– Hubieron de transcurrir 12 años para que Ciudad de México, la primera que legisló en el país para avalar la despenalización del aborto, contara con el acompañamiento de otra entidad en ese proceso. El Congreso de Oaxaca avaló el miércoles 25 la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas de gestación. La iniciativa contempla una reforma constitucional y una al Código Penal. Miles de mujeres están privadas de la libertad por haber recurrido a un aborto ilegal, sin importar si hubo violación y sin respetar su derecho a decidir sobre su cuerpo.
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