ATISBOS

4T.- Aunque los mayores problemas del gobierno del cambio son reactivar y hacer crecer la economía –hoy estancada y a punto de caer en recesión- y garantizar la seguridad mediante el combate a la delincuencia y las organizaciones criminales – hoy desbocada y que de manera permanente atentan contra la población-, el presidente Andrés Manuel López Obrador confía en que, como todo va muy bien, para diciembre de 2020 estará terminada “la obra de transformación” de México. El 6 de noviembre destacó que en estos dos años –el actual y el próximo- habrá sentado las bases del proyecto que impulsará su administración, lo que impedirá volver a las viejas prácticas de corrupción. En diciembre del próximo año estará terminada la obra de transformación; a ver cómo le van hacer para volver a instaurar la corrupción; para que ya no se informe todos los días y se regrese a los boletines de prensa; para recuperar el presupuesto de publicidad, y para dejar de ayudar a la gente humilde pobre, ya que en la Constitución va a quedar establecido el estado de bienestar. Aunque es de suponerse que el Presidente está consciente –pero no hay que esperar que lo reconozca- de la delicada situación en que se encuentran economía y seguridad, ese día no dijo nada sobre si para diciembre de 2020 se habrá superado el cero crecimiento y la desinversión, así como la ola de asesinatos o si se seguirán capoteando en tanto continúan los detalles de la obra de la Cuarta Transformación. La situación actual, la realidad, se erige como el gran muro con el que tarde o temprano se topará el extremado optimismo del Presidente, pues la economía no se recuperará mientras siga limitado el presupuesto de inversión gubernamental, prevalezcan los recortes y haya  subejercicio, lo mismo que la paz no se recobrará mientras no se combata al crimen organizado con toda la fuerza del Estado y continúe la creencia de que con abrazos, no con balazos va a haber pacificación. El presidente está a unos días de cumplir su primer año al frente del gobierno del cambio e insiste en que la economía va por buen camino porque técnicamente no hay recesión, y en que no va a cambiar su estrategia de seguridad porque a pesar de los hechos de Culiacán, su popularidad sigue creciendo. Sin embargo, ser popular y tener una alta aceptación ciudadana, no significa ser buen gobernante ni que se estén haciendo bien las cosas, máxime cuando hay evidencias de que en los últimos once meses dos de los principales indicadores que permiten medir el grado de bienestar de las familias, economía y seguridad, se han deteriorado.

AGUINALDO.- En tiempos de la austeridad republicana cada uno de los 500 diputados recibirán en diciembre próximo, según acordaron, 233,755 pesos que corresponden a 46,834 de aguinaldo, 74,000 de dieta mensual, 45,786 por asistencia y 28,772 de apoyo a la atención ciudadana, en tanto que a los empleados les cancelaron vales de despensa y pavos navideños. Por lo que hace a los 128 senadores únicamente corresponderá por cabeza 133,000 pesos, 30,000 que son de aguinaldo y 103,000 de dieta.

ACLARACIÓN.- Bolivia se rige por un sistema presidencial y Alemania tiene un sistema parlamentario, razón por la que no se puede comparar la permanencia de 13 años de Evo Morales en el gobierno con los 14 que lleva Angela Merkel. Así se lo aclaró a Claudia Sheinbaum la embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, luego de que la jefa del Gobierno de la Ciudad de México publicó en Twitter, sobre la renuncia de Morales, que Merkel tiene 14 años en el poder, pero como es Alemania nadie dice nada.