BARRERA.- La división de las fronteras de México y Estados Unidos empezó físicamente en la década de los 90 cuando siendo presidente George W. Bush se colocaron las primeras vallas y mallas metálicas para impedir el paso libre de personas. Actualmente hay mil 50 kilómetros correspondientes a territorios de California, Nuevo México, Arizona y Texas con obstrucciones. Por tanto, el muro fronterizo que sueña el presidente Trump como una medida para proteger a los Estados Unidos de la invasión de migrantes maleantes que son una amenaza y un peligro para su población y la seguridad nacional, y que provoca en los mexicanos rechazo y encono, no es una sorpresa. Lo que es preocupante y sí sorprendió es que mientras los trabajos de construcción del muro van lentos por falta de presupuesto, el mandatario norteamericano logró levantar otro muro, no de vallas, sino humano, pero igual o más efectivo, compuesto por 26 mil efectivos de la Guardia Nacional que por orden del Presidente de México resguardan la frontera con Estados Unidos e impiden que los migrantes provenientes de Centroamérica y África crucen. ¿Cómo lo logró? Con la amenaza de aplicar aranceles a los productos que México le vende. Como sea, Trump avanza en su propósito de dividir ambos países y el trabajo (sucio) se lo facilita el gobierno del cambio vía el Presidente, quien a unos días de haber asumido el cargo ofreció puertas abiertas y que al poco tiempo se convirtió en caza migrantes. En la práctica Trump cuenta en territorio mexicano con una Border Patrol y no tiene de que preocuparse porque sabe que el gobierno de México cumplirá con las exigencias migratorias que le ha impuesto para no afectar la relación comercial bilateral. En tanto, Trump continúa su batalla ante el Congreso de su país para que le liberen los 14 mil millones de dólares que dice necesitar para cercar por completo la frontera, aunque contempla la alternativa de que el dinero salga del recorte a créditos que benefician a migrantes, de aplicar impuestos a las remesas que envían los mexicanos radicados en Estados Unidos, y de elevar los precios de visas temporales, tarjetas para cruces fronterizos y visas de trabajo. Las dificultades que enfrenta el muro trumpeano son además de la falta de recursos económicos, la resistencia de pobladores indígenas, las barreras naturales del desierto de Arizona, montañas y ríos por donde tendrá que pasar, la existencia de refugios de vida silvestre, y la compra de ranchos cuyo costo tenderá a encarecerse. Por parte de México no hay atisbos de una acción del gobierno para frenar la ampliación del muro físico.
OK.- Con el gobierno de Donald Trump hay entendimiento, aunque existan puntos de vista diferentes: Andrés Manuel López Obrador. El Presidente expresó además con motivo de la reunión que sostuvo con el fiscal de Estados Unidos, William Barr, que para empezar es muy buena la relación con Estados Unidos, no hay confrontación con el gobierno de Donald Trump y en esa atmósfera, hay respeto. Muestra de ello, consideró, fue su decisión de postergar la declaratoria de terroristas para los grupos del crimen organizado que hay en México.
RECHAZO.- La oferta de que si están dispuestos a participar podrán beneficiarse del manejo de los 300 mil millones de pesos que entrega el gobierno del cambio a los beneficiaros de los programas sociales, fue rechazada por la Asociación de Bancos de México bajo el argumento de que su negocio se basa en el binomio costo-rentabilidad. El gobierno necesita 13 mil sucursales para entregar el apoyo directo, de ahí la invitación a los banqueros para que complementen al Banco del Desarrollo, pero éstos responden que son muy caras y no son negocio.
ANÉCDOTA.- “Les voy a contar algo que me sucedió. Una vez fui a la Gandhi, ya era yo jefe de gobierno electo, en el 2000, hace como 20 años, porque quedé en verme con una persona en el café, en el restaurante de la Gandhi, y antes vi los libros y un señor adentro me dio un libro, me regaló un libro. No llegó el invitado con el que me iba yo a entrevistar. Me salí con el libro en la mano, entonces me detuvieron, me pidieron que yo presentara la nota. Me lo acaban de dar, me lo regalaron. No, pues no lo puede usted sacar. No, pues ahí está». En relación al libro que supuestamente iba a robarse Ricardo Valero, embajador de México en Argentina.
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