Al finalizar la Jornada Nacional de Sana Distancia -31 de mayo- había 90 mil 664 personas contagiadas y 9 mil 930 muertos por el virus, y del 1 de junio al iniciar el retornó a la nueva normalidad pese a que en promedio por día se sumaron 3 mil casos, a ayer, las cifras crecieron a 154 mil 863 y 18 mil 310 respectivamente. Precisos o no, estos son los datos oficiales de las autoridades del sector salud. Y no obstante su contundencia, el Presidente insiste: ya pasó lo más difícil, lo más riesgoso. El domingo 14 dijo que las personas debían comenzar a salir poco a poco para recobrar su libertad, eso es lo que recomiendan los médicos (no dijo qué médicos), sin dejar de aplicar las medidas de protección aprendidas, como la sana distancia. Sin embargo, el médico especialista del gobierno del cambio para atender la diaria situación del coronavirus, Hugo López-Gatell, no proporciona información que sustente que lo peor ya pasó. Por el contrario, alertó ese mismo domingo que la epidemia no va a acabar pronto y se van a presentar subidas y bajadas, por lo que llamó a la población a actuar como adultos. Ambos casos son de lamentarse. El del Presidente por sus frívolas actitudes, su indiferencia ante las muertes, los contagios y el agravamiento de la crisis sanitaria, y por dar más importancia a la reactivación del comercio y las actividades productivas que a la seguridad y salud de la población. El lunes 15, primer día de la transición del semáforo sanitario de rojo a naranja, un gran número de personas salió a la calle y, casualidad o no, el contagio subió a 150 mil 264 y los fallecimientos a 17 mil 580. En cuanto al de López-Gatell, por sus cálculos imprecisos sobre el arribo al punto máximo de la curva de contagios, el manejo a capricho del semáforo sanitario, y porque sus datos confunden. Ante la poca confianza que ofrecen las autoridades del gobierno federal, individualmente hay que decidir si terminar o no el confinamiento y definir las medidas de higiene y protección sanitaria a seguir, e ignorar, por salud mental, lo que digan el Presidente y el vocero del coronavirus, que lejos de informar crean incertidumbre.
ATISBOS
Desoír al Presidente por salud mental
Rafael Cienfuegos Calderón
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