El protagonista imaginario de las elecciones del 6 de junio
Rafael Cienfuegos Calderón
Hasta el 1 de junio y eso porque la ley establece que cinco días antes de los comicios los candidatos a cualquier cargo de representación popular y sus partidos deben suspender toda actividad de promoción, al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) los seguirá usando como sus caballitos de batalla el Presidente del cambio y la transformación para a través de las descalificaciones, acusaciones y críticas que públicamente les hace un día sí y otro también, estar presente en la mente de los votantes el 6 de junio. El propósito es aprovechar su popularidad para apoyar a quienes buscan por su movimiento-partido ser gobernadores, presidentes municipales, regidores, diputados locales y diputados federales, que sabe no ganarían por sí solos. Aunque de todos los cargos en juego los que más le importan son los de la Cámara de Diputados, donde necesita mayoría para cambiar la Constitución y la ley electoral. La primera para adecuar las leyes a los objetivos de su transformación y la segunda para controlar a las autoridades electorales. Además, para asegurar el dinero que repartirá en 2022, 2023 y 2024 a través de los programas sociales y el de las obras del aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya. En ese contexto es imposible que el Presidente se quede quieto acostumbrado como está a hacer campaña permanente para provocar y denostar a sus adversarios, denunciar supuestos atentados contra la democracia e intentos de fraude, acusar a los neoliberales y conservadores de estar detrás de las campañas de difamación en su contra, insistir en que ya no hay corrupción y que se desterró a los saqueadores de las riquezas de la nación, y entre verdades, y medias verdades imponer la agenda política. Más si precisa desviar la atención de los resultados negativos en seguridad -2 mil 835 homicidios dolosos en enero, 2 mil 628 en febrero y 2 mil 994 en marzo-, en la economía –estancamiento, desinversión, desempleo-, y de la percepción de que la estrategia de contención de la pandemia no es adecuada –ayer sumaron 217 mil 345 muertes y 2 millones 349 mil 900 contagios-. Como consecuencia de su activismo político tiene 13 quejas ante el INE por presunta intromisión en el proceso electoral durante sus conferencias mañaneras. Y no obstante que el 31 de marzo pasado la Sala Superior del Tribunal determinó que durante el proceso electoral no podrá usar las conferencias para difundir logros de gobierno, presumir programas sociales, elogiar o atacar a gobiernos locales ni hacer comentarios sobre los comicios, el Presidente no hace caso. Olvida o hace que se le olvida, que ya no es político opositor y que su responsabilidad es gobernar con las obligaciones y límites que la ley impone.
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