ATISBOS

No se violentan derechos de migrantes: el Presidente el cambio

Rafael Cienfuegos Calderón

Migrantes de centro y sur del continente americano, de Haití y Cuba a los que el hoy presidente del cambio instó en octubre de 2018 a venir a México, siendo Presidente de la República electo, con la promesa de que a partir del 1 de diciembre se aplicaría un plan para ofrecerles visas de trabajo, protección y respeto a los derechos humanos en su camino a Estados Unidos y que no habría nada de maltrato porque “no queremos que sufran lo que padecen nuestros compatriotas”, fueron víctimas de represión el pasado 28 y 30 de agosto en el estado de Chiapas por parte de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y elementos de la Guardia Nacional (GN). El día de ayer, en su Tercer Informe de Gobierno, el Presidente afirmó que no se ha violado derechos de los migrantes (empero), que dos funcionarios de migración fueron dados de baja por patear a un migrante. Palabras contra hechos. Con el avance de la caravana migrante en México, nutrida por ciudadanos del Caribe y Centroamérica, el ejercicio de la fuerza por parte del Estado se hizo presente en diversos conatos de violencia en los que las personas en condición de tránsito se vieron violentadas. El 29 de agosto circularon en redes sociales fotografías y videos que muestran a elementos de la Guardia y el Instituto implementar la fuerza física contra las y los migrantes. (infobae.com México). El lunes 30 se registró un enfrentamiento entre las fuerzas federales y la primera caravana de migrantes que partió el sábado de Tapachula, Chiapas. El contingente integrado por personas provenientes de Haití, Cuba, Sudamérica y Centroamérica, busca llegar a estados de la frontera norte con Estados Unidos. El enfrentamiento se da en las inmediaciones a la caseta de la Policía Federal donde elementos de la Guardia Nacional y Migración intentan frenar la caravana que se venía reagrupando (Diario del Sur). El 2 de mayo de 2019 el periódico New York Times publicó que el 17 de enero, a más de un mes de la toma de posesión de AMLO, el gobierno recibió con una sonrisa a cientos de centroamericanos que llegaron en una nueva caravana al puente fronterizo entre Guatemala y Chiapas, que amables empleados de Migración los recibieron con la noticia de que solo tenían que registrarse para tener un permiso de estancia de un año, sin ninguna restricción para salir del país, que hubo coros de “¡Viva México!”, y que casi mil indocumentados aceptaron y recibieron su permiso; que casi tres meses después, la escena involucró a otra caravana de migrantes hondureños, en su mayoría, pero no hubo vítores ni bienvenidas, que el 22 de abril organizaciones humanitarias y medios difundieron videos en los que decenas de migrantes corrían despavoridos ante una emboscada del INM y la Policía Federal, que los migrantes cruzaban alambradas de púas para huir por el monte, que los que no lo lograron, atrapados, lloraban y suplicaban que los dejaran continuar. “En nuestro país nos quieren matar”, decía una mujer en pleno llanto, y que algunos niños eran jaloneados por sus captores para que entraran a las camionetas.