Defensa al INE es tarea de todos los ciudadanos
Rafael Cienfuegos Calderón
La tensión que implica el embate presidencial contra el Instituto Nacional Electoral (INE) es un desafió que deben sortear los consejeros electorales, pero la defensa de la institución es tarea de todos los ciudadanos, tanto de los que pertenecen a las generaciones que dieron la pelea por la democracia, como por las que tienen este legado y que, quizá, no lo han valorado totalmente porque no vivieron esos años en que no había un INE garante de elecciones democráticas (Ruth Zavaleta, Excélsior 25-12-2021). Imposible no estar de acuerdo con la expresidenta de la Cámara de Diputados cuando es evidente que el titular del gobierno del cambio e impulsor de la transformación quiere desmantelar la actual estructura del INE para mediante una reforma político-electoral, que ya anunció, imponer consejeros afines a sus intereses y los de su movimiento-partido Morena. Acusa el Presidente “es lamentable y penoso” que el órgano electoral en vez de permitir que haya facilidades para la democracia se oponga. Empero, ¿acaso no es más lamentable y penoso no otorgarle los recursos económicos suficientes para que cumpla con su tarea de organizar y validar los procesos electorales (este año en seis estados) y la consulta ciudadana de revocación de mandato, capricho que nada aporta a la incipiente democracia que se vive en México? El INE tiene el reconocimiento y la confianza de casi 60% de los ciudadanos en edad de votar, muy por arriba de la Cámara de Diputados que atenta contra la democracia al recortar su presupuesto para 2022 y no dar los 3 mil 800 millones de pesos para realizar la consulta tal y como lo mandata la ley, similar a una elección para presidente de la República. No hay que olvidar que la ciudadanización de las elecciones y la vida democrática del país inició en 1990 con el Instituto Federal Electoral (IFE) y consejeros presididos por el secretario de Gobernación; que en 1994, para garantizar la limpieza de los procesos electorales se estableció un padrón electoral transparente, confiable y legal, y se creó la figura de consejeros ciudadanos; que en 1996, se desligó al Poder Ejecutivo del IFE y se le dio personalidad jurídica, autonomía plena y recursos propios; que en 2007, se fortaleció para organizar las votaciones y difundir los resultados, y se le dieron nuevas atribuciones para acceder a los medios de comunicación y garantizar equidad y civilidad en las contiendas, auditar el uso del dinero que reciben los partidos, y mantener actualizado el padrón electoral con medidas de seguridad confiables; y que en 2014, se reformó la Constitución para crear el INE, de carácter nacional, que permitió homologar los estándares de las elecciones locales y federales con nuevas medidas para garantizar equidad, legalidad, certeza y transparencia, y se creó el servicio profesional de carrera.
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