Presión política en defensa de dictadores
Rafael Cienfuegos Calderón
Acostumbrado a sacar raja política de cualquier tema y de todo lo que esté a su alcance y le sirva para crear una narrativa de confrontación, chantaje y amenaza, el Presidente se colgó de la Cumbre de las Américas a celebrarse en junio en Los Ángeles, Estados Unidos, para erigirse en defensor de gobiernos de países que no tienen el visto bueno del anfitrión por no respetar la democracia: Nicaragua, Venezuela y Cuba. Desde el entarimado de Palacio Nacional afirmó que él no boicotea la cumbre pero sí condiciona su asistencia a que el gobierno de Joe Biden invite a Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel. En opinión de León Krauze (El Universal 16-05-2022) el presidente López Obrador ha finalmente ocupado un sitio que ha anhelado por años: ser la cabeza de la izquierda latinoamericana. O al menos de una versión de la izquierda”. Pero, con la defensa de los indefendibles dictadores más brutales del continente el Presidente revela su proclividad al autoritarismo y solapa la violación de los derechos humanos, aunque argumenta “no quiero que continúe la misma política en América y quiero en los hechos hacer valer la independencia y soberanía y manifestarme por la fraternidad universal”. “No estamos para confrontación, estamos para hermanarnos, para unirnos y aunque tengamos diferencias las podemos resolver cuando menos escuchándonos, pero no excluyendo a nadie”. “Nadie tiene el derecho de excluir”. Así, la política exterior la aprovecha el Presidente de la transformación como arena política para hacer campaña a favor de tres personajes que gobiernan con la ley del garrote, sin medir las posibles consecuencias a causa de la presión que ejerce sobre el presidente norteamericano su amenaza de no asistir a la cumbre a pesar de que para México sería una gran oportunidad para amarra compromisos que permitan frenar la migración. En opinión de Leonardo Kourchenko (El Financiero 12-05-2022), el presidente de México arriesga la estabilidad, la alianza comercial y los vínculos con su principal socio (Estados Unidos) en aras de su preferencia ideológica con ‘los pueblos hermanos’ y la mitología de la fraternidad universal. Lanzarle provocaciones a Washington le parece ‘valeroso’ y ejemplar, digno de admiración y de congruencia con lo que considera su vocación antiimperialista. Nicaragua es gobernada por un exrevolucionario –en su cuarto periodo presidencial– que encarceló a todos los candidatos de oposición a la presidencia y a quienes criticaron a su gobierno. En total 34 políticos en la cárcel para que Daniel Ortega llegara tranquilo a una victoria en las urnas, con poca participación y nula validez. Venezuela lleva más de 24 años sin elecciones libres e independientes y sin la competencia de otras fuerzas y candidatos. Se persigue, encarcela y exilia a quienes se atreven a desafiar a Maduro y al régimen chavista. Cuba, con el mismo régimen que lleva más de 60 años en el poder y con la existencia de un solo partido con registro, prohíbe la participación de otras fuerzas políticas, limita derechos y libertades, y persigue abiertamente a opositores al gobierno de Díaz-Canel.
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