Los deseos del presidente para el AIFA
Rafael Cienfuegos Calderón
El aeropuerto civil y militar Felipe Ángeles opera (es un decir) desde el 21 de marzo de 2021 por el subsidio de cientos de millones de pesos que le ha inyectado el gobierno federal (y que seguirá inyectándole), ante la “aspiración” presidencial de transformar, mejorar y modernizar los servicios de la aviación mexicana.
Esa obra emblemática de la Cuarta Transformación es un barril sin fondo y no toma vuelo porque a pasos de elefante reumático apenas ha logrado mover a la fecha un millón 130 mil pasajeros y está muy lejos, de ser “el mejor aeropuerto de América Latina”, como quiere el presidente del cambio que sea.
A decir, hace unas semanas, de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) ya entró al top 10 de aeropuertos nacionales con más tráfico de pasajeros, aunque está por debajo del de la Ciudad de México, Tijuana, Guadalajara, Cancún, Monterrey, Mérida, Los Cabos, Puerto Vallarta y Culiacán.
Por esto, trascendió, el director de la terminal aérea, Isidoro Pastor, trabaja desesperadamente en una campaña para tratar de posicionar la marca y logotipo del AIFA con textiles y accesorios que los exhibirán para así tratar de interesar a los viajantes, luego de las críticas que hiciera la prensa internacional durante la visita de los presidentes de Estados y Canadá por la falta de vías de acceso.
Si Joe Biden y Justin Trudeau aceptaron que sus aviones aterrizaran en el Felipe Ángeles, cabe hacer notar, fue por cortesía a la petición que les hizo el padre de la transformación de México y por tanto quedó en mera anécdota). Empero eso de ninguna manera le da la categoría de aeropuerto internacional, como tampoco el que lleguen vuelos de Venezuela y Cuba. Por ciento, la salida de Biden y Trudeau fue del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Entre las limitaciones que tiene el AIFA está que el mayor número de sus usuarios corresponde a los vuelos nacionales que opera ya que las aerolíneas mexicanas están impedidas a abrir nuevas rutas y frecuencias a Estados Unidos, principal mercado extranjero, porque el sistema aéreo nacional perdió la categoría 1 en seguridad en mayo de 2021. Y aunque se le quiere impulsar para que sea solución a la saturación del AICM no se ve cómo pueda lograrse ese objetivo toda vez que en las instalaciones del aeropuerto más importante del país se atendió a 46 millones de viajeros el año pasado, unas 40 veces más de lo transportado en los casi 11 meses que tiene operando la nueva terminal aérea de Santa Lucía.
Inaugurado el 21 de marzo de 2021, el Felipe Ángeles fue subsidiado al 100% por la Secretaría de Hacienda entre abril 10 y junio 30 de 2022. Le fueron transferidos 144 millones 85 mil 162 pesos para que sumados a los 18.3 millones que tuvo de ingresos propios se pudieran cubrir los gastos de operación que ascendieron a 162 millones. Esto indica que tuvo entradas por unos 223 mil pesos por día contra un millón 757 mil que requiere (Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) con información proporcionada por el AIFA a través de solicitudes de transparencia).
Y aunque el aeropuerto resulta ser un barril sin fondo, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2023 contempló un subsidio de 836 millones 230 mil 355 pesos para sus operaciones, 99% superior al destinado el año pasado de 419 millones 449 mil 081.
Por lo que hace a la construcción de esa obra emblemática de transformación, de la que el presidente del cambio quiere hacer “pilar” de infraestructura aeroportuaria nacional, se gastaron del 17 de octubre de 2019, cuando iniciaron los trabajos a diciembre, según cifras oficiales, 104 mil 531 millones de pesos, y en 2022 el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) le asignó 11 mil 450 millones, lo que incrementó la inversión a 115 mil 981 millones.
El Presidente aseguró que tendría un costo máximo de 75 mil millones, en 2020 subió la inversión final a 80 mil, y para mayo de 2021 la Secretaría de Hacienda hizo un ajuste a 84 mil 956 millones de pesos.
No fue ni lo uno ni lo otro, sino mucho más.
Aun así, el AIFA no toma impulso para despegar.
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