El presidente aspiracionista (a pesar de que no es de clase media) que quiere quedar en la historia de México como el padre de la Cuarta Transformación, así la llama, no es el hombre mejor informado del país como afirma que lo es el Presidente de la República.
Dice que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Instituto Nacional Electoral (INE) tienen fideicomisos por miles de millones de pesos que “son sus guardaditos”, de los que “no sabe la gente”, y por eso los exhibió en una mañanera como si se tratara del gran descubrimiento.
La desinformación del presidente del cambio es tal que llama “guardaditos” a los 20 mil 500 millones de pesos de los fideicomisos del Poder Judicial, mismos que existen por ley y desde hace varios años están destinados a fondos de pensiones y/o gastos de infraestructura inmobiliaria.
La Suprema Corte cuenta con 6 mil millones y el Consejo de la Judicatura con 14 mil 402 millones. Por su parte, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) tiene fondos por 15 mil 133 millones de pesos.
En el caso del INE, hay un fideicomiso de 496 millones de pesos para hacer frente a pasivos laborales, otro de 307 millones para compromisos inmobiliarios de infraestructura y uno más de 242.9 millones para mantenimiento de módulos de atención ciudadana.
De ellos cada tres meses se dan a conocer los montos en la sesión pública de los consejeros del instituto con los representantes de los partidos políticos y se publican en la página de internet para consulta abierta.
¿Por qué no tiene esa información el Presidente? ¿Sus colaboradores le ocultan información? ¿Por eso habló por hablar de los fideicomisos y se expuso a que lo corrigieran?
La verdad, es que el sospechosísimo del Presidente llevado a la retórica de que en la corte y el instituto impera la corrupción, tiene la intención de manchar la imagen de esas instituciones que están fuera de su control y que tienen entre la población mayor confianza y prestigio que la presidencia de la República que encabeza.
Lo que parece cala más en la animadversión del Presidente contra esos órganos autónomos del Estado, es que no puede hacer más de lo que ha hecho para someterlos a sus intereses. La Corte decidirá el futuro de las reformas político-electorales y el INE organizará las elecciones del próximo año con base en las nuevas reglas y con las limitaciones que estas conllevan.
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