Según, si hay dinero para desastres naturales
Rafael Cienfuegos Calderón
Si resultan ciertos los dichos de Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda del gobierno del cambio y la transformación en cuanto a que en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) para 2023 se contempló en el Ramo 23 un gasto de 17 mil 156 millones de pesos para atender los desastres naturales, no hay pretexto para que se atienda con prontitud y sin limitaciones a damnificados del puerto de Acapulco y municipios aledaños.
Además, porque según el funcionario el gobierno cuanta con una cobertura de 5 mil millones de pesos de seguros catastróficos y 485 millones de dólares del bono catastrófico por ser miembro de la Alianza del Pacífico.
O sea, ¿está garantizada la asistencia a la población afectada por el impacto del huracán “Otis” y para la reconstrucción de la infraestructura municipal y hotelera?
O sea –otra vez- ¿no desapareció el Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden) que para el presidente anticorrupción era una “caja chica millonaria”?
En palabras del funcionario, dichas el 25 de octubre ante los legisladores que integran las Comisiones unidas de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de senadores, la respuesta a la primera interrogante es sí, y para la segunda es no.
Gabriel Yorio expuso que el Fonden actualmente tiene una bolsa de 18 millones de pesos, aunque los recursos se encuentran centralizados y se transfieren a los ejecutores como la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) o a los estados.
Como se señaló al inicio de esta columna, si resultan ciertos los dichos del subsecretario de Hacienda hay que animarse y confiar en que los acapulqueños recibirán pronta y expedita ayuda, puesto que no hay motivo para que no sea así y que el gobierno del presidente del “pueblo” cumpla con su responsabilidad.
Aunque, hay que esperar a que se haga el recuento de daños y se cuantifiquen a efecto de saber cuánto de esos 17 mil 156 millones de pesos del Fonden se necesitan para que la secretaría de la Defensa ponga en marcha el Plan DN-III.
Ya no es Banobras el que se pone de acuerdo con estados y municipios. Ahora, como signo de los nuevos tiempos, el dinero es manejado de manera centralista por el gobierno y de ahí se transfiere a la Sedena. Y por lo que hace al bono catastrófico por 485 millones de pesos, que se activa según el nivel de severidad de un huracán o terremoto, se podrían usar para los sectores de salud, educación, vivienda e infraestructura carretera, hidráulicas y urbana (José Yuste, Excélsior, 26-10-2023)
Sobre la aun existencia del Fonden hay dudas razonables fundadas en el hecho de que “oficialmente” desapareció el 21 de julio de 2021, luego de que la Secretaría de Hacienda publicó el acuerdo en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Aunque la discusión sobre su permanencia o no comenzó desde 2020, cuando, en medio de la emergencia de covid-19, el presidente que quiere pasar a la historia como el gran transformador, anunció la intención de extinguirlo dado que era una “caja chica millonaria” para la corrupción.
Y en octubre de ese año, con el aval de los legisladores de Morena y aliados, el Congreso de la Unión avaló la desaparición del Fonden, el cual en ese entonces contaba con 6 mil 861 millones de pesos.
Por tanto, si resultan ciertos los dichos de Gabriel Yorio, que bueno que aún hay Fonden para atender emergencias por catástrofes como la que causó el huracán Otis.
“Vamos a poner de pie a Acapulco; nadie quedará desamparado”. «Hay dinero suficiente»: el Presidente.
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