Opinión

ATISBOS

El reparto de dinero no es político-electoral: Sheinbaum

Rafael Cienfuegos Calderón

Reducir la desigualdad económica y combatir y superar la pobreza se ha convertido en el “Talón de Aquiles” de los presidentes de la República a partir de la década de los 70s.  Desde entonces las políticas sociales traducidas en  programas de reparto de dinero se manejan con interés político-electoral que impide avances y por el contrario dan pobres resultados.

Pero en los “momentos estelares” de la Cuarta Transformación (Joaquín López-Dóriga) la candidata oficial que ya se siente Presidenta, niega el uso clientelar y político de los programas sociales implementados por su exjefe y creador.

Afirmó Sheinbaum (25-04-2024) que el proyecto difiere al de gobiernos anteriores cuando se daban apoyos con intenciones partidistas y acabaron siendo totalmente clientelar porque lo que había era “te doy el recurso si votas por el partido fulano”. Hoy eso se acabó. El eje de su política social en su eventual gobierno será de Derechos Sociales, Bienestar y Reducción de la Desigualdad para acabar con la pobreza extrema en que viven 7.5 millones de mexicanos.

Se trata de una acción combinada de acceso a la educación, a la salud, a la vivienda y de los nuevos programas sociales que plantea: pensión de 3 mil pesos bimestrales para personas de 60-64 años; beca del bienestar en educación básica para llegar a 24 millones de niñas y niños de escuelas públicas; programa para el bienestar de hijas (os) de madres trabajadoras; el Sistema Nacional de Cuidados y un programa especial para la seguridad social de jornaleros agrícolas y pescadores, que se sumarán a los que implemento el inventor de la transformación.

Y todos serán convertidos en derechos universales.

Datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indican que en 2018 la población en situación de pobreza era de 51.9 millones y para 2022 fue de 46.8 millones, y la de pobreza extrema pasó de 8.7 millones a 9.1; la que padece carencias sociales pasó de 32.7 millones a 37.9 millones, la de bajos ingresos de 9.9 millones a 9.3 millones, la que no tiene acceso a salud  de 20.1 millones a 50.4; la de rezago educativo de 23.5 millones a 25.1 millones.

Además, en 2016 el 67% de la población en situación de pobreza recibía los beneficios de al menos un programa social y para 2020, bajó a 43%. En contraparte, en el decil X, el del 10% más rico del país, prácticamente se triplicó el porcentaje de población que recibe programas sociales al pasar de 6% a 17% entre 2018 y 2020; y la población en situación de pobreza extrema (57%) no tenía acceso a ningún tipo de programa social de transferencia monetaria (Máximo Ernesto Jaramillo-Molina, investigador de la Universidad de Guadalajara, El Economista, 12-02-2023).

Para quien sea presidenta será un reto superar esta situación de pobreza, desigualdad y rezago, al igual que aplicar los programas de la política social sin tintes político-partidistas.

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