Opinión

ATISBOS

Los posibles últimos 30 días de gloria del Presidente

Rafael Cienfuegos Calderón

Nada haría más feliz, feliz, feliz al actual presidente que la aprobación en los últimos 30 días de su gobierno de las principales reformas a la Constitución del paquete de 18 iniciativas que presentó en febrero pasado.

Tiene todas las posibilidades de éxito antes de que se vaya a “La Chingada” –su rancho- a descansar retirado de la política,  escribir, vivir de las regalías de sus libros y de 30 mil pesos mensuales de pensión.

Como resultado de las elecciones del domingo, el Presidente tiene todas las de ganar.

Morena obtuvo para sí la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y con los parásitos partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM) tiene mayoría calificada de sobra. En la cámara de senadores los tres suman 82 legisladores faltándoles cuatro para ser mayoría, mismos que podrá comprar entre los opositores.

Sería una demostración más del poder que ostenta y que ejercerá hasta el último minuto del 30 de septiembre, y contará con el respaldo de la virtual Presidenta de la República electa que desde que fue anunciado el Plan C y el paquete de 18 reformas de la transformación, los asumió como suyos.

Si la concentración de poder en el partido oficial constituye una regresión de la nobel democracia y atenta contra las instituciones del Estado, y preocupa y no gusta a inversionistas nacionales y extranjeros por los desequilibrios y la falta de contrapesos, es lo de menos.

El presidente del cambio tiene en el nuevo Congreso Legislativo, que inicia el 1 de septiembre, el número suficiente de lacayos para que, exigiéndoles lealtad ciega, aprueben en 30 días las reformas que les indique.

Quiere debilitar y supeditar los sistemas de impartición de justicia -Suprema Corte de Justicia de la Nación- y de elecciones –Instituto Nacional Electoral- a los intereses de la Cuarta Transformación y a la permanencia en el poder de su movimiento-partido.

Para ello el Plan C de reformas contempla que ministros, jueces y consejeros del Poder Judicial sean electos en votación abierta, y que dejen de existir el INE actual y los Órganos Públicos Locales Electorales (Oples) para que el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (Inec) que se creará tenga nueve integrantes electos, no 11, y, además, que no haya diputados y senadores plurinominales.

Otras reformas que importan al inventor de la transformación son la de los órganos autónomos, para borrarlos de la estructura del Estado porque estorban, hacen contrapeso y regulan las acciones de gobierno, y la Energética, para que supuestamente el país sea autosuficiente en combustibles y electricidad y hacer eficientes a Pemex y a la CFE.

 

Acerca de Juan Carlos Machorro

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