Rafael Cienfuegos Calderón
El Presidente se está embrollando con un asunto que daña y debilita su investidura y del cual posiblemente no saldrá bien librado. El pleito que mantiene desde que asumió el cargo con periodistas, medios de comunicación, columnistas y líderes de opinión que cuestionan sus actos y las acciones del gobierno, que bautizó del cambio, en lugar de “exaltar” lo que dice en las conferencias, el “combate” de la corrupción por la que hubo que desmantelar instituciones, el “beneficio” para el desarrollo del país y el bienestar de la gente de las magnas obras con las que la Cuarta Transformación quiere dejar huella, y los “esfuerzos” por pacificar al país con “abrazos, no con balazos”, lo hace ver como un gobernante intolerante, necio, autoritario y vengativo que está en contra de las libertades que ofrece la vida en democracia. El lunes 14, el pleito contra el periodismo, a decir de Javier Tejado Dondé (El Universal, 15-02-2022), escaló a niveles inimaginables. Luego de que el viernes anterior exhibió los supuestos ingresos económicos del periodista Carlos Loret de Mola, sin explicar cómo los consiguió (¿en venganza porque hizo pública la vida de rico de su primogénito?-, el Presidente pidió al Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) una investigación para conocer la procedencia del dinero que gana no solo el comunicador sino también su esposa, pero, además, adelanto lo que hará para enfrentar a la prensa que considera enemiga. Tejado Dondé lo sintetiza así: 1) publicará las propiedades (bienes) de periodistas y dueños de medios de comunicación, lo que significa usar tanto al Sistema de Administración Tributaria (SAT) como a los registros públicos de la propiedad; 2) buscará que el INAI pida y entregue información de salarios de comunicadores, a pesar de que éstos no son funcionarios públicos, ni su ingreso viene del gobierno; 3) buscará concesionar todos los medios de comunicación -no nada más la radio y la TV- para que los impresos y las redes sociales tengan obligación de transparentar recursos y salarios de periodistas. Para materializarse, estos tres puntos requieren de profundos cambios legales, incluso a nivel constitucional, y parece que ha dado la señal para que legisladores de la 4T avancen en su redacción; y 4) dejar ver que quienes simpatizan con él son más que los que acuden a redes sociales o publican columnas. A todas luces lo anterior es desde su anuncio una declaración de guerra por parte del jefe del Poder Ejecutivo contra quienes en el libre ejercicio de la libertad de prensa y de expresión cumplen con el compromiso de mantener informada a la sociedad, y cuya tarea y razón de ser es cuestionar los actos de gobierno, no aplaudirlos.
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