POR: Rafael Cienfuegos Calderón
RELATIVO.- Las encuestas de opinión permiten, como ejercicio estadístico, conocer lo que piensa, cree o percibe la gente sobre temas relacionados con la política –desempeño y acciones de los gobernantes, los partidos, senadores y diputados-, la economía –falta de fuentes de trabajo, salarios insuficientes, carestía de productos básicos, combustibles, gas y electricidad- y el entorno social –violencia, inseguridad, narcomenudeo, drogadicción, racismo, acoso, etcétera-, pero sus resultados tienden a ser dudosos y hasta contradictorios. Es impreciso e ilógico, por ejemplo, suponer que la población en general está de acuerdo con la gestión de X gobernante por el hecho de que la mayoría del reducidísimo número de personas a las que se aplicó una encuesta respondió que sí. Sin embargo, los resultados de algunas encuestas llegan a impactar de tal forma que en la gente se queda fija la idea de que esa es la realidad y la da por hecho. El periódico Reforma encuestó a mil 500 personas entre el 28 de febrero y el 6 de marzo, y el resultado fue que 78% aprueba el trabajo realizado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a 100 días de gobierno. Pero ¿es válido generalizarlo para todos los mexicanos? Las respuestas que tienden a dar los encuestados son subjetivas y casi siempre están motivadas por el estado de ánimo. Es como cuando se pregunta a alguien ¿Eres feliz? Si la está pasando bien, dirá que sí, pero si se encuentra en una situación difícil, la respuesta será que no. Sobre lo contradictorios que llegan a ser los resultados de las encuestas dos ejemplos: el ejercicio mencionado de Reforma incluyó a Morena y el resultado fue que éste movimiento-partido cuenta con la confianza del 57% de los encuestados y si hoy fueran las elecciones para diputado federal, votarían por el partido fundado por el hoy presidente. En contraparte, en la encuesta del periódico Universal cuyos resultados publicó el 12 de marzo, la confianza de la gente en los partidos políticos, incluido Morena, es de apenas 3.9%. Imaginemos la respuesta a una encuesta para conocer si los mexicanos confían o no en la Guardia Nacional por estar integrada con soldados, marinos y policías federales, o en el Presidente de la República que afirma no se reelegirá, o en la honradez de los funcionarios del gobierno federal, o en que no habrá fraudes electorales en este sexenio.
EMBUSTE.- El voto de los electores que dio el triunfo a López Obrador fue para que gobierne seis años, lo haga bien o no, y por esto la revocación de mandato no tiene sentido. Tampoco que firme una carta-compromiso para no reelegirse porque la no reelección del Presidente está contenida en la Constitución. Si no busca perpetuarse en el poder basta con que respete la ley. O tal vez lo que quiere es empoderar a su movimiento-partido Morena para el 2021 y el 2024.
DENUNCIAS.- La estrategia contra la corrupción y el derroche en el gobierno federal contempla una ley para proteger de despidos e inestabilidad laboral a quienes presenten denuncias. Dice la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval que así habrá una fiscalización directa del dinero público por parte de la ciudadanía. La iniciativa de ley se está cocinando y en breve será presentada a la Cámara de Diputados.
BIEN.- Muy bien por los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial que por unanimidad confirmaron la pérdida de registro del Partido Encuentro Social, como lo determinó el Instituto Nacional Electoral luego de que no obtuvo en la elección presidencial, de senadores y de diputados el 3% de votos que exige la Constitución. Con ello evitó violar la ley y el descrédito, como podría haber sucedido con el proyecto del magistrado Felipe de la Mata.
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