POR: Rafael Cienfuegos Calderón
DESPEDIDA.- En la víspera de concluir sus seis años como presidente y con una descalificación del 80% en el desempeño de su responsabilidad a cuestas, Enrique Peña Nieto inició la despedida con el deseo de que desde el gobierno se genere un ambiente de confianza y estabilidad interna y externa que propicie condiciones para impulsar el éxito y el bienestar de cada familia. Para ello aprovecha los foros, las reuniones -como la de BBVA Bancomer-, y las giras por los estados –como la de Veracruz- para insistir en la defensa de las reformas estructurales que logró al arranque de su sexenio con el apoyo de las principales fuerzas políticas del país: PRI, PAN y PRD, como la educativa y la energética, hoy amenazadas por el candidato de Morena, PT y Encuentro Social, Andrés Manuel López Obrador, quien afirma que si gana la elección y es Presidente de la República, las revertirá porque la primera violenta los derechos de los maestros y la segunda amenaza la soberanía nacional. Sin embargo, para Peña Nieto, las reformas «no son un fin en sí mismo, sino un medio para lograr el bienestar de las familias mexicanas». Empero, sin embargo, admite que se requiere del trabajo y esfuerzo de la sociedad, de la inversión privada y de la capacidad del gobierno para generar un ambiente de confianza y de estabilidad. En reunión con la directiva del Instituto Politécnico Nacional Peña Nieto fue más reflexivo y dijo: Una nación no se modela en una sola administración. Un país avanza y logra mayor desarrollo a partir de la suma de esfuerzos de varios gobiernos y hemos tenido gobiernos que nos han llevado a retrocesos y hemos tenido gobiernos que nos han permitido avanzar. Previamente pidió a los mexicanos reconocer los avances y transformaciones alcanzadas como resultado de las reformas estructurales aprobadas y contrastarlos con los indicadores de otros gobiernos. Y remató con dos expresiones: Si estamos esperando un día a tener el país perfecto pues a lo mejor nos quedaremos con el anhelo y las ganas, así como que señalar que ha sido una tragedia lo que le ha ocurrido a México, es no querer reconocer los avances alcanzados. Desde su perspectiva tal vez el presidente tenga razón, pero cómo convencer a una población entre la que, como afirmó José Narro, ex rector de la UNAM y secretario de Salud federal, hay malestar, hay encono, hay resentimiento, hay situaciones que incomodan.
DESPRECIABLE.- En opinión del filósofo italiano y académico de la Universidad de Turín, Michelangelo Bovero, en todo el mundo, estamos frente a una clase política sumamente despreciable, una “ekistrocracia”, la llamó. En la UNAM explicó que la palabra “ekistocracia” es compuesta, no existe en los diccionarios. “Cracia” es poder, y “kakos”, un superlativo de malo o negativo. En el lenguaje común, malo puede tener dos interpretaciones, una que se refiere a los malvados, a los que hacen daño; la otra es “negativo”, que significa “sin valor” o “despreciable”. Las dos dimensiones conviven. “Kakos” tiene dos superlativos lingüísticamente distintos: “kakistos”, de donde sale kakistocracia; y el otro es un término que se encuentra en el diccionario gallego, que es “ekistos” y significa “sumamente despreciable”, de ahí la “ekistocracia”.
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