Rafael Cienfuegos Calderón
En la boleta de la elección presidencial de 2024 van a estar Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, pero con diferente partido político. Así lo quiere el presidente de la transformación, quien por ser diferente, adelantó el proceso de la sucesión antes de cumplir tres años en el gobierno del cambio. Claudia, que le profesa “lealtad ciega”, será candidata de Morena; Marcelo y Ricardo, que parecen ser políticos más moderados que leales, contenderán con el respaldo de alguno de los ambiciosos partidos que hay (PRD, Movimiento Ciudadano, Verde), pues ambos son políticos electoralmente competitivos y ofrecen posibilidades reales de acceder al poder. ¿Y para qué adelantó el Presidente la sucesión? Uno, para medir su potencial político como aspirantes; dos, para que mediante una larga campaña recorran el país, se den a conocer entre el “pueblo” y compitan por popularidad y aceptación (Sheinbaum hace ya visitas a los estados, Marcelo acude a las reuniones internacionales que desdeña su jefe, y Monreal, por el momento, es el más pasivo); tres, evaluar si tienen capacidad para cumplir los objetivos de la Cuarta Transformación; cuatro, provocar el rompimiento de los grupos en pugna al interior de Morena y tomar el control de la designación, por elección, de quién él elija; cinco, obligar a la oposición a exponer a sus posibles candidatos y determinar si hay riesgos para la elección; y seis, tener un tema distractor permanente ante las críticas y cuestionamientos a su gobierno por la ineficacia de las acciones ante la violencia e inseguridad, la pandemia y la falta de medicamentos, el decrecimiento económico, la caída de inversión y el desempleo, la incierta viabilidad financiera del Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles, y la refinería de Dos Bocas, y los migrantes. Sabe, que con Sheinbaum o con Ebrard o con Monreal al frente del próximo gobierno federal, la transformación que quiere imponer tiene futuro; con ella, sin quitar una sola coma, y con ellos, quién sea, también, aunque con algunos matices. Y aunque Marcelo y Ricardo han dicho y redicho que quieren ser candidatos pero de Morena, no hay que creerles mucho, pues saben que no hay ni habrá piso parejo para competir. Por tanto, no les quedará otra que buscar el respaldo de un partido alterno.
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