Rafael Cienfuegos Calderón
La opacidad con que gobernó el primer presidente de la cuarta transformación llegó a su punto máximo con el decreto que “blindó” todas las obras públicas de infraestructura al declararlas de seguridad nacional para evitar rendir cuentas.
A través de ella se eliminó, en la práctica, al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) al negarle la información para atender solicitudes de la ciudadanía y, en la realidad, lo extinguió ya la oficialista sobrerrepresentación legislativa.
El primer paso fue de los diputados de Morena y partidos parásitos al avalar (21-11-2024) la reforma en materia de simplificación orgánica, con lo que la protección de los 15 mil millones de registros de datos personales que concentró el INAI en la Plataforma Nacional de Transparencia quedará en la indefinición.
Según la presidenta Claudia Sheinbaum (22-11-2024) “no es el fin de la transparencia, sino su renacimiento”. Sin el INAI “ahora estará bajo el ala protectora” de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno.
O sea. ¿El gobierno se va a rendir cuentas a sí mismo?
Cuesta trabajo creer, por la continuidad, que se vaya a poner fin a la opacidad del sexenio pasado y que, por el cambio, ahora sí vaya a haber transparencia y rendición de cuentas de parte de los mismos funcionarios que habrán de ser vigilados, y que el acceso a la información estará garantizado.
¿Será acaso que se contempla echas atrás el decreto de la opacidad para abrir al escrutinio de la opinión pública los expedientes de las obras emblemáticas devenidas en “elefantes blancos”?
Aunque suene a sueño guajiro, eso sería lo mejor que puede pasar en favor de la transparencia del servicio público para saber qué se hace, cómo, para qué y con cuánto dinero, pues el ocultamiento de información abre indefectiblemente sospechas de corrupción.
No se sabe el costo total del AIFA, el real del Tren Maya que -se dice- pasó de 150 mil millones de pesos a más de 600 mil para 2025, de la refinería de Dos Bocas que de ocho mil millones de dólares iniciales aumentó a más de 20 mil, más cuatro mil millones que se le inyectarán, o los gastos descontrolados del Canal Transpeninsular.
El siguiente paso para desaparecer al INAI lo darán los senadores del gobierno y una vez que estos aprueben el dictamen de los diputados el tercero será de los 24 congresos locales del morenismo.
El presidente del INAI, Adrián Alcalá, precisó que el acceso a la información y la protección de datos personales son conquistas sociales que ya no se podrán garantizar, lo que implica un retroceso en la vida democrática.
En cuanto a los archivos históricos de datos personales las organizaciones Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y Artículo 19 solicitaron a los comisionados del instituto su donación para resguardar y aprovechar la información.