El Presidente Calderón afirmó que también quiere un México con paz, sin violencia, liberado del azote y la opresión de la criminalidad. Fue su respuesta a cuanto se dijo en el Zócalo el domingo pasado, al concluir la marcha de cuatro días encabezada por el escritor Javier Sicilia. Esa y otras afirmaciones del primer mandatario han derivado a la confusión por irreales. Si él ignora que en casi cuatro años y medio de su gobierno la nación ha caído en la peor pobreza extrema e inseguridad jamás vista, nos esperan peores días debido a tan escasa visión. Consta a la nación que la situación de México se agravó a partir de que Calderón declaró la “guerra” al narcotráfico.
Ahora niega esa afirmación que aparece en todas las hemerotecas y archivos electrónicos. Además, niega culpas personales por los más e 40 mil muertos ejecutados y demanda esa crítica para las mafias del narcotráfico. Si el Ejecutivo federal quiere un México sin violencia, podría intentar el milagro de al menos reducirla, en el escaso tiempo que le queda en el poder. Por lo visto, no se ha dado cuenta de cuánto ha sucedido en su sexenio. En otra de sus afirmaciones, Calderón hizo saber en Washington a empresarios estadounidenses que México se está convirtiendo en un país de clase media y este año será de recuperación. ¿Supondrá el huésped de Los Pinos que los “primos” ignoran la realidad mexicana, de más de 50 millones de pobres y las angustias padecidas por amplios sectores, debido al hambre y desempleo? Los dichos presidenciales suponen que el michoacano vive fuera de la realidad nacional, sin darse cuenta de los padecimientos de millones de mexicanos que a falta de trabajos en el campo y las ciudades se suman a las mafias del narcotráfico y se convierten en asesinos desapiadados.
Es incomprensible, asimismo, que Calderón pretenda olvidar los 72 inmigrantes fusilados en San Fernando, Tamaulipas, a los 175 cadáveres descubiertos en fosas clandestinas en el mismo municipio y a los 190 cuerpos y esqueletos desenterrados en Durango, entre tantas atrocidades. Si el Presidente rechaza de plano el alud de críticas y leperadas dichas durante la marcha y concentración en el Zócalo de Sicilia, podría despertar el “México bronco” en alguno de estos días, como lo pronosticó don Jesús Reyes Herole.
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