El número de desempleados hasta el 30 de julio pasado es devastador: ¡2 millones 800 mil! Significa que será rebasado el cálculo empresarial de 3 millones en brazos caídos al final del año.
En este panorama de desastre se aproxima el Presidente Felipe Calderón a su tercer informe de gobierno, en tanto se nos ensordece a mucha gente por la vía telefónica sobre realizaciones fantásticas del actual gobierno.
Sin llegar aún a la mitad del camino, por nada se reconoce que el proyecto de “presidente del empleo”, en el cual creyeron millones de votantes se desvaneció. Ello porque se carece de programas de gobierno y visión para enfrentar la crisis.
Sin embargo, los funcionarios calderonistas tienen explicaciones para todo. El titular del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, dijo que la pérdida de 431 mil empleos en el mes de julio pasado se debió a “una presión adicional en el mercado laboral por el período de vacaciones”.
A su entender, si la gente sale de paseo en los días de verano, cuando los estudiantes están de asueto, eso es causa de desempleo. Semejante argucia no se le habría ocurrido ni a un novelista de cuentos infantiles, digamos Christian Andersen.
Lozano Alarcón aseguró que la pérdida de plazas de trabajo sucede en los meses de julio y agosto de cada año. ¿Ustedes, lectores, habían escuchado alguna vez mentiras de esa magnitud?
Las últimas cifras sobre la abrupta caída del empleo no es producto de la imaginación de algún periodista. No. Las dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), organismo oficial.
A su vez, el Banco de México manifestó a través de uno de sus funcionarios menores que allí se “avizoran señales alentadoras de recuperación económica para el año 2010”. En dicha institución han de tener un telescopio de largo alcance, verbigracia el Hobbel, para ver tanto y cuanto sucederá en el año próximo.
Así nos tienen acostumbrados. La tarea oficial es inventar algo cada día, lo que habrá de decirse mañana, a fin de darle difusión a través de los medios de comunicación. Si suceden equívocos, no importa. Las rectificaciones mismas dan oportunidad de continuar la práctica de ganar tiempo.
¿No es sensacional que al cabo de una década de robos de combustibles a través de tomas clandestinas se aparezca de pronto el director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles, y exija a la PGR la captura de los hampones?
Y así es todo, en el desempleo, la inseguridad, la pobreza, la educación, la “influencia” como dice Elba Esther Gordillo…y todo lo que se quiera.
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