¿Será la vida una pompa de jabón o un huevo?
Vamos a suponer que debemos tomar una de las dos teorías, ¿por cuál nos decidimos?
Unos dicen que el universo está lentamente decayendo y más tarde o más temprano terminará en su destrucción arrastrando consigo todas las cosas y los seres vivos que estamos en este planeta.
Otros en cambio dicen que la realidad es que el universo esta en constante expansión y se va renovando inmerso en rayos vitales en donde todo será una realidad gloriosa en la cual el hombre se constituirá en el amo del universo.
La primera opción es que la muerte al fin y al cabo triunfará y todos moriremos.
La segunda opción es que si el universo se expande, esto nos llevará a la vida y no a la muerte, la vida al fin triunfará. ¿Ya estamos en posición de decidir?
Llevando estas opciones al terreno humano, se dice que el hombre no es nada y que todo su cuerpo está formado por unos cuantos elementos que podemos adquirir en una botica por unos cuantos pesos.
En cambio otros dicen que el hombre está creado a la imagen y la semejanza divina y por esto, el hombre es una potencia de infinitas posibilidades de desarrollo y progreso en todos los órdenes del universo.
¿Es el hombre un puñado de miserias? o ¿será el hombre una potencia ilimitada de acción?
Hablemos con verdad y pensemos rectamente: ¿Será verdaderamente el hombre tan sólo un ser que responde a reacciones de afuera o del medio ambiente?
¿Será el hombre el ser capaz de determinar su destino y que su alma si es que la tiene, influya en su ambiente o sufra las consecuencias de sus actos?
¿Será la vida una pompa de jabón o un huevo?
Hay gente que dice que por ejemplo la oración, es la autosugestión de un estado ilusorio. Sin embargo los cristianos sabemos que nuestro Señor Jesucristo dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”.
Por esta razón es que en la oración encontramos una verdadera comunión con nuestro Creador y por ello en nosotros la vida se fortalece y purifica en su esencia vital misma.
Debemos tomar una decisión, pero si aún no estamos preparados, al menos terminemos con una oración.
“Dios nuestro Padre, deseamos la vida, pero una vida verdadera y no una vida falsa. Por favor si hay una vida verdadera, permítenos escogerla. Amén.
*Pastor General de la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.org
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