Rafael Cienfuegos Calderón
De forma alarmante aumenta el consumo de drogas entre mujeres, reveló Guadalupe Ponciano, coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Ante ello urgió a implementar programas de prevención y tratamiento con perspectiva de género en el país, ya que niñas y adolescentes de 12 a 17 años forman el grupo cuyo consumo va al alza con mayor rapidez e incluye drogas legales como tabaco y alcohol, e ilegales como marihuana, cocaína y psicofármacos.
En conferencia ofrecida en el Departamento de Psiquiatría de la citada facultad, dio el dato de que entre 2011 y 2017 el consumo de estupefacientes creció 205 por ciento entre las mujeres más jóvenes, de acuerdo a cifras de la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC).
Explicó que las mujeres tienen diferencias cerebrales, hormonales y sociales con los hombres, por las que son más susceptibles, se hacen adictas más rápido y al querer dejar las drogas padecen un síndrome de abstinencia dos veces mayor que los varones.
Experta en tabaquismo, Guadalupe Ponciano resaltó que en las fumadoras es de dos a tres veces más frecuente el cáncer de cuello de útero, pues consumir 10 cigarros al día durante 10 años significa 110 por ciento más probabilidad de adquirir ese padecimiento. En tanto, el cáncer de mama aumenta 25 veces su riesgo en este grupo.
Hay, también, doble posibilidad de ataque cardiaco; 25 por ciento más riesgo de tener una enfermedad coronaria y menopausia temprana, hasta seis años antes que las no fumadoras; y 69 por ciento más de adquirir virus de papiloma humano (VPH).
Las embarazadas fumadoras tienes un índice de aborto 30 por ciento mayor que las no fumadoras, y el consumo de tabaco durante la gestación incrementa la posibilidad de retraso en el crecimiento intrauterino.
En el embarazo, cualquier droga que entra al torrente sanguíneo atraviesa la placenta y llega al feto, lo que ocasionaría un parto prematuro, recién nacidos con bajo peso, crecimiento intrauterino retardado, placenta previa, malformaciones y aumento de mortalidad perinatal.
Las embarazadas que consumen marihuana tienen más riesgo de sufrir fuertes vómitos crónicos (hiperémesis), lo que puede afectar la nutrición del feto. Esta droga causa en los bebés malformaciones congénitas como fisuras orales, estrabismo, asma, neumonía y otitis, entre otras. Durante el primer mes que se amamanta al bebé, la marihuana puede causar impedimentos en su desarrollo motriz.
En el caso del alcohol, puede provocar que los niños nazcan con daño cerebral, retraso mental, problemas de comportamiento, malformaciones de corazón, pulmones o riñones, así como alta probabilidad de sufrir “síndrome alcohólico-fetal”, con un cuadro futuro de profundo retraso mental.
Actualmente muchas mujeres toman psicofármacos para reducir depresión, ansiedad y estrés, generalmente provocados por la situación económica y problemas familiares.
También suelen ser recetados a mujeres maduras que sufren de insomnio, con el riesgo de seguir usándolos sin prescripción médica. Las dietas son otra fuente de consumo de fármacos para adelgazar y mantenerse socialmente aceptadas.
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