Opinión

Curas delincuentes

En Arizona se aprobó una ley que no es más que la comprobación de que los tiempos en nada han cambiado. El racismo estadounidense tan viejo y arcaico, no deja de tener valor para nuestros vecinos. Y nada es más fácil que aplicar medidas como las aprobadas, para ganar votos, mostrar decisión y plantar temas en la agenda que les interesa, para el momento oportuno. Pero lo que hacen y deciden nuestros vecinos no tiene nada de novedoso o de extraño, sí en cambio la actitud del gobierno mexicano deja mucho que desear. Una cosa es ser prudente y actuar con diplomacia y otra, muy diferente es aparecer como mediano y temeroso. El problema no es que los estadounidenses quieran o dejen de querer algo. El problema es que en México se ha desmantelado toda la estructura política con la que al través de los años, pudimos, aún cuando fuera de manera limitada, hacer frente a este tipo de brutalidades políticas de los yanquis. Y lo peor es que frente a esta situación la actitud de la Secretaría de Relaciones Exteriores es en el mejor de los casos, muy pobre… Las críticas al PT por el “abandono” de las alianzas electorales para enfrentar el PRI, salvo Oaxaca, son más que nada, la demostración de que el PRD de Jesús Ortega y el PAN de Felipe Calderón no esperaban el golpe. Es posible que el PT merezca todo lo que se dice en su contra. Y es más que posible que la liga de Andrés López sea todo lo cuestionable que se quiera. Pero no se puede negar que el tabasqueño a su manera, y el PT a la suya, han colocado a los aliados panistas y perredistas, en contra de la pared. Y ello a sabiendas de que esto ayuda a los priístas. La estrategia no puede ser más sencilla. Calderón pierde terreno y no lo gana nadie. Ortega aparece como el colaboracionista que es. Manuel Camacho queda expuesto como el oportunista de siempre. Y Andrés López busca ser el “factor voto” sin el cual el perredismo queda, simplemente al garete. López apuesta con el poco juego que tiene. Y gana pase lo que pase. Pero no por talento propio, sino gracias a las torpezas de sus rivales… Poco a poco, la iglesia católica deja ver su estrategia para hacer frente al serio problema desatado por sus curas pederastas. Pero como es tradicional, el clero muestra su incapacidad para manejar la verdad. Quieren hacer creer que el problema es de ahora y se deriva de un sacerdote, en este caso el padre Maciel. Y ello no es cierto. El problema es que a lo largo de su historia, con especial énfasis en la actualidad gracias a la velocidad de la comunicación, los curas corruptos y pederastas han sido un reto al que no se le ha enfrentado con seriedad. La protección a los curas culpables de este crimen se les ha dado toda la protección necesaria. Y ello incluye a los niveles importantes del Vaticano. Así, hablar ahora de los masones y los judíos como los grupos “interesados” en manejar para su beneficio todo este escándalo, no es más que repetir la historia de siempre. La cual por cierto nadie acepta. Al menos no como lo demanda la iglesia… Y en tanto y de nueva cuenta, el PAN dio marcha atrás en la idea de la ley de medios. Después de los desplantes con los que en el Senado y en la Cámara de Diputados se presentó la iniciativa, los panistas simplemente dejaron ver que ni ellos ni el gobierno, tienen el menor de los intereses por sacar adelante el proyecto. Y entonces lo que queda a la vista es que todo el movimientos tenía sólo el interés de “poner en sintonía” a los medios, justo en el momento en que las campañas electorales están a punto de entrar en su fase final… Ante el problema desatado por el racismo estadounidense en Arizona, el gobierno federal por un lado y el gobierno del Distrito Federal por el otro, lanzaron acusaciones a los estadounidenses por la “venta de armas” que permite que en México el narcotráfico esté en condiciones de hacer frente a la autoridad en todos los niveles. El problema de este argumento es que si bien es cierto que las armas llegan desde el otro lado del Bravo, ello implica que nuestras fronteras son más que porosas. Para el caso federal, queda entonces claro que la corrupción y/o la incapacidad de las autoridades encargadas de vigilar la entrada a nuestro país de todo tipo de productos es la constante. Y para el caso del gobierno de la ciudad, sucede otro tanto, ya que no hay capacidad para impedir el tránsito y venta de armas en la capital. Hay que demandar controles en la venta, pero antes, mucho antes, habría que controlar todo lo relacionado con la eficacia de nuestra vigilancia en las puertas de ingreso al territorio nacional…

Acerca de Norberto de Aquino

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