Las historias de amor color de rosa o cuentos de princesas en el mundo son pocas y son dignas de mencionarse, nos encontramos con mujeres hijas de multimillonarios que estudian en colegios de primera categoría y que se casan con príncipes. Por ejemplo, las hermanas Miller, hijas de una guayaquileña que emigró hace cuatro décadas a Estados Unidos, se casó con el multimillonario Robert Miller, dueño de una cadena de tiendas Duty Free que existe en de todos los aeropuertos del mundo. Sus hijas Marie Chantalle Miller en 1995 se casó con el príncipe Pablo de Grecia. Pía, de 42, está casada con Paul Getty, nieto de un magnate petrolero millonariazo de Estados Unidos y Alexandra, de 36, se acaba de divorciar del príncipe Alexander von Furstenberg. Estas chavas que desde luego tuvieron mucho dinero, se codearon con la realeza. Una, Grace Kelly, por ejemplo, princesa de Mónaco, Rania AL Yassin, una palestina que hizo una maestría trabajó en City Group y se casó con el príncipe Abdullad III de Jordania. Ella es una de las cien mujeres más poderosas del mundo. También Letizia Ortiz, periodista, actual princesa de España . Charlene Wittscock, nacida en Zimbabue, gran nadadora sudafricana, actualmente princesa consorte de Mónaco que atrapó al incasable Alberto II de Mónaco o Masako Owada, una diplomática japonesa y princesa heredera a trono de Japón. También Mary Donaldson conocida como María de Dinamarca, es la princesa heredera de Dinamarca y conoció al príncipe cuando ella trabajaba en unos Juegos Olímpicos, de la misma manera que la alemana hija de brasileños Sylvia Sommerlathe que conoció al Rey de Suecia en Munich 72, Kate Middleton, Dina de Gales, y ahora Máxima Zorreguieta, todas plebeyas pero que se han sabido comportar como «damas» y que ahora son reinas. En nuestro país no tenemos realeza muchas reinas por un sexenio, hijas de ricos, sobre todo de nuevos ricos o de políticos del momento que se sienten la última cocacola del desierto, primero porque no han sido bien educadas, sus padres han estado ausentes y el tener todo lo que piden les provoca una conducta estúpida de discriminación, mamonería y muchas cosas feas más y para ejemplo la hija de Humberto Benítez Treviño, exprocurador del Estado de México y ahora procurador del Consumidor, hombre de recia figura y mucho carácter como político, de quien muchas veces se ha dicho es «el poder tras el poder» pues es un hombre muy inteligente, y muy audaz, él es compañero de generación de un amigo gran jugador de futbol americano de la UAEM, Leonardo Lino, ellos fueron las calificaciones más altas de la UAEM en su tiempo y ahora Benítez Treviño ve en peligro su futuro político por una estupidez de su hija, lo cual tal vez le cueste el puesto y es que toda esta serie de chamacos riquillos con poder, no se saben comportar. Siéntese usted un rato en Avenida Reforma del DF para que vea pasar los automóviles de estos angelitos a 150 y 200 km por hora, muchas veces acompañados de guaruras para que cuando hagan alguna estupidez el guarura se eche la culpa y los papás, bien gracias, hasta les festejan sus tonterías y en lugar de regañarlos los defienden como si fueran buenos ciudadanos o buenos mexicanos.
Sería bueno que la televisión abierta pasara el programa de la NBC «Secret Millionare» donde los millonarios ingleses se ponen las pilas después de ver las carencias del mundo real. Esta semana un capítulo que me conmovió trató de un papá millonario mandó a sus hijos a vivir a una unidad habitacional en el peor lugar de Londres para que vieran la vida como es en realidad y a todo color. Al final del evento, los chavos dijeron que fue la mejor enseñanza que se les pudo dar. En México, hay tanto que hacer, pero también hay mucha indolencia a nadie le importa nadie y sobre todo a estos juniors que como nunca han carecido de nada y lo que piden lo tienen al momento o hacen berrinche, pues creen que el mundo gira a su alrededor.
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