El triunfo electoral de Dilma Rousseff en Brasil alienta la esperanza de los partidarios de modelos económicos diferentes a los del capitalismo salvaje. Porque vaya que es capitalismo salvaje el que privilegia la rentabilidad creciente del dinero frente a la continuada depauperización del trabajador; de su mercancía, querámoslo o no, es concepto de su labor, el trabajo.
Interesados en los fenómenos políticos de Sudamérica por lo que pudieran significar en el mundo globalizado (es global porque se globaliza a rajatabla, a los remisos se les obliga de una u otra forma diría Carlos Facio) en el cual son necesarios los equilibrios, han seguido puntuales la cuestión brasileña desde el inicio del proceso que llevó al triunfo a la candidata del Partido de los Trabajadores. La misma organización llevó a la presidencia a Luiz Inácio da Silva, Lula.
Hubo quienes se preocuparon por supuesto repunte del candidato de la derecha Aecio Neves, seguidor de Enrique Cardoso, expresidente éste cuyo gobierno no dejó al gigante de Sudamérica en buenas condiciones económicas y sociales. A diferencia de Lula, mentor de Dilma, quien ejerció un gobierno que disminuyó la pobreza, mitigó la pobreza extrema, aumentó las clases medias. Sí, clases medias definidas según la ubicación social y económica de los actores. No son iguales los sectores que las conforman, en lo social, en lo cultural, cada uno de éstos ocupa un lugar diferenciado en el espectro correspondiente.
Bueno, después de la muerte en un accidente de aviación del candidato del Partido Socialista Brasileño, Eduardo Campos, ocupó su lugar Marina Silva. Ésta quedó fuera de la contienda después de la primera vuelta al conseguir el tercer lugar de las preferencias. Ella convocó a sus seguidores a sufragar a favor de Aecio Neves en la segunda vuelta del proceso. Sin embargo, los votos que hubieran obedecido a tal llamado no alcanzaron para llevar al triunfo al abanderado Partido de la Socialdemocracia Brasileña.
Marina es ambientalista. Fue integrante del Partido Verde. Antes militó en el Partido Revolucionario Comunista. En 1985 se hizo miembro del Partido de los Trabajadores. Ha propuesto varios proyectos ambientalistas; el de la regulación del acceso a los recursos de biodiversidad, entre ellos. Fue secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo del Partido de los Trabajadores de 1995 a 1997. En 2003, Lula la nombró Ministra del Medio Ambiente. Con semejantes antecedentes poco congruente su manifestación a favor de Aecio.
Dilma ganó por escaso margen. Obtuvo 51,64% de los votos frente Neves, alcanzó el 48,36%. Suficiente para la reelección que permite continuidad en la ruta iniciada por Lula. Seguirá el rumbo, modificado por las cambiantes circunstancias de factores internos de la nación sudamericana, clases medias emergentes cada vez más demandantes, y un entorno internacional lleno de amenazas.
El actual gobierno brasileño no es grato a países, corporaciones, personajes destacados del capital, cuyos sucios procedimientos sucios contra la candidata triunfante no les resultaron. Hoy Dilma cuenta para superar obstáculos con la mayoría de su pueblo y la solidaridad de los países del BRICS, Rusia, India, China, Sudáfrica, y de los que en Latinoamérica siguen caminos similares: Cuba, Venezuela, Chile, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Uruguay.
¿Interesa a México el resultado? Creo que sí. Por lo pronto, el Presidente Enrique Peña Nieto envió oportuno mensaje de felicitación a la candidata triunfante. A Brasil nos unen temas de carácter económico (petróleo), social, cultural, y sano es continuar una relación de cooperación enriquecedora para ambos.
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