La noticia se publicó en un diario de la capital y está fechada el 14 del mes de julio: “de los 2 mil 513 matrimonios entre personas del mismo sexo que se han llevado a cabo en el Distrito Federal sólo el 2 por ciento, equivalente a 50 parejas, se han divorciado, informó el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.” “El mandatario destacó la fortaleza y solidez de las parejas que han buscado dicho mecanismo.” Somos cristianos, tenemos un respeto muy especial por el ser humano y amamos a todos sin distinción de ninguna especie. Nunca hemos escrito acerca de este tema, pero es de llamar la atención la firmeza del dicho que el jefe de Gobierno dice.
La comunidad gay, bisexual, transexual, travesti, transgénero e intersexual es una organización que cada día en nuestra patria cuenta con muchos adeptos, es algo que no se puede negar.
Una de las cuestiones más ilusorias de esta comunidad sin embargo se centra en que la relación entre ellos sea monógama a largo plazo.
Lo que nuestros años nos han permitido observar es que entre los varones homosexuales esta situación no es muy frecuente, o al menos no lo frecuente que si observamos se da entre las mujeres lesbianas.
¿Cuál es la razón de que haya tanta promiscuidad entre los varones homosexuales? Creemos que la razón está en la misma comunidad gay, su misma estructura de oportunidad les lleva a esta situación. Nos preguntamos ahora, ¿el porcentaje que menciona el jefe de Gobierno, será entre homosexuales varones? Dicen los varones homosexuales, que sus padres heterosexuales no fueron un buen ejemplo para ellos.
Andrew Sullivan, un autor homosexual, en su libro “ Virtualmente Normal” dice: “las relaciones homosexuales son superiores al matrimonio heterosexual a causa de la capacidad de los homosexuales de comprender la necesidad de relaciones fuera de la pareja”; creo que vamos entendiendo que no sólo son homosexuales sino infieles.
La cuestión, sin embargo, parte de una pregunta básica: “¿qué es la homosexualidad?”
Una respuesta puede ser muy simple: un acto sexual entre dos individuos del mismo sexo. Pero no es algo tan simple porque existen cuestiones como conducta, identidad, opciones de vida y por supuesto la respuesta psíquica fisiológica.
Daré un salto muy grande para decir a ustedes estimados lectores de Mi Ambiente, que pretendo en colaboraciones siguientes abordar este tema desde un enfoque bíblico y con mucho respeto a los homosexuales y lesbianas, a sus padres y hermanos y sobre todo a nuestra sociedad que ha adoptado una tolerancia a los homosexuales y lesbianas, pero sobre todo quiero expresar que en Dios hay poder para redimir a toda criatura y su gracia es bastante para perdonar nuestros pecados.
El hijo de Dios, nuestro señor Jesucristo, es un Dios de amor y al contestar algunas preguntas que existen de este tema estaremos llevando a ustedes un mensaje de bendición para sus corazones, hasta pronto y decimos en Cristo hay salvación y vida eterna.
Pastor General de la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.org
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