El gobierno de EEUU, Barack Obama y el Presidente de México, Felipe Calderón, se reunieron en aquel país. Oficialmente la agenda contempló el transporte de carga que no tiene entrada allá, es del TLC, los estadunidenses sí pasan a México y los camiones mexicanos no. Los transportistas mexicanos mucho tiempo se negaron a cumplir las reglas. Otro tema fue la migración, de mero trámite. El tema central fue el narcotráfico, la participación de sus agentes en México, ante el atentado a uno agentes gringos en San Luis Potosi, donde murió Jaime Zapata y uno herido, Víctor Avila.
Aunque el Presidente dijo, en la conferencia de ambos mandatarios, que la reunión fue “muy importante” más de lo que piensan, en el comunicado parece un encuentro más; significa que hablaron en privado bajo una temática secreta. Se habló de Libia y Obama dijo que Gaddafi tiene que dejar el poder, no puede haber derramamiento de sangre. Calderón también descalificó la acción de Gaddafi. Se habló de futbol americano; frivolidad.
De narcotráfico se pidió más protección a los agentes estadunidenses en México, se planteó mayor control del contrabando de armas a México. El mandatario mexicano precisó que las leyes impiden que extranjeros participen en justicia y armados. Pero agregó que se debe encontrar el mecanismo de mayor protección. Obama agradeció la acción para investigar y castigar a los asesinos del estadunidense Jaime Zapata. El gobierno gringo hurgó hasta conocer el origen del arma asesina, resultó que la vendieron en EEUU. Sorprendió la eficacia; como la investigación mexicana, en 15 días aprehendieron culpables. Lamentable ironía; el gobierno de ese país, llora y actúa por la muerte de un agente, pero hay más 35 mil mexicanos asesinados y no se aprehende a los contrabandistas de las armas y en México la mayoría de esos crímenes no se tiene culpables detenidos y sentenciados. Es terriblemente desolador.
COSAS DE ESTADO
Sorprende el linchamiento político y masivo contra la juez federal, Blanca Lobo, por conceder amparo a Reyes Bravo, testigo que aparece en la película “Presunto Culpable”, con guión de la vida real, sobre un joven acusado y sentenciado a 20 años de prisión por un crimen que no cometió. Abogados del demandante argumentan daños personales. El linchamiento es por aclamación y no se razona jurídicamente; puede estar mal la juez, pero faltan pruebas jurídicas. La película, que se dice documental, es un gran testimonio de la injusticia judicial; pero el juicio masivo es enfermizo y de pose.
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