* En el PAN, escándalos sepultan ideales de sus fundadores
El Partido Acción Nacional (PAN) cumplió 75 años. Los festejos no se hicieron esperar; sin embargo, se vieron opacados por la serie de escándalos en los que diversos militantes insisten en sumir a ese instituto político.
Destaca, además, la falta de liderazgo y el control al que lo tienen sometidos grupos caciquiles, algunos de ellos con pasado priísta.
Sólo buscan saciar sus intereses políticos y económicos, pero de la doctrina partidista de buscar el bien común, nada. Para ellos lo más importante es gozar del erario público, enriquecerse.
No obstante la serie de irregularidades de parte de malos panistas, no hay una sanción ejemplar; todo se les perdona. De omisos, los responsables de la conducción del PAN, han pasado a cómplices.
En días pasados festejaron en el Ángel de la Independencia los 75 años de ese partido, una vez más dieron muestra de su soberbia. En tanto la concurrencia disfrutaba de la verbena a la que convocaron, los anfitriones prefirieron encerrarse en una carpa contigua para no ser molestados.
Evidentemente, hubo honrosas excepciones como el líder del PAN en el DF, Mauricio Tabe, o la ex diputada local Kenia López, quienes convivieron con sus invitados.
De Gustavo Madero ni hablar, repudia el acercamiento con las bases, sus acciones lo demuestran.
Pobre partido, en su mayoría de edad, está en manos de desvergonzados e ineptos, quienes han provocado situaciones bochornosas y racistas.
Pese a ello, es innegable la aportación del PAN al desarrollo de México. Como instituto político, al igual que cualquier otro, llámese PRI o PRD, no se le pueden regatear sus aportaciones en bien del país y de los mexicanos.
Son sus dirigentes los que ahora detentan el poder quienes lo han enlodado, lo han hecho perder el rumbo, por lo que en su 75 aniversario pesaron más los escándalos que los ideales de sus fundadores.
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El delegado de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, hace todo lo posible por llevar la fiesta en paz con el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, no pierde la oportunidad para señalar que caminan de la mano independientemente de los tintes partidistas.
Sin embargo, en el marco del segundo informe de labores de Mancera, no se aguantó las ganas y señaló que hay muchos pendientes por resolver.
Uno de ellos, dijo, es la seguridad pública. Por cierto es el tema orgullo del gobernante capitalino, el cual gradualmente se convierte en su punto débil e incluso amenaza con sepultarlo políticamente.
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