Rebasada por sus agremiados, la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), ha dejado de ser útil para mediar entre los camioneros y el gobierno del Presidente Calderón sobre el conflicto del diesel y el cobro de impuestos.
Los transportistas parecen dispuestos a causar trastornos mayores que el del lunes pasado debido a que, argumentan, el elevado precio del diesel de 7.68 pesos el litro significa 60% de sus ingresos y el pago de impuestos ocasiona un gasto de 15%. Con el 25% restante sufragan llantas, refacciones y el sostén familiar.
La Canacar anunció al mediodía del viernes pasado que el paro previsto para el lunes siguiente quedaba conjurado.
Pues no. El lunes pasado llegaron al Distrito Federal 2 mil vehículos, a los cuales se agregaron microbuseros capitalinos y la plancha del Zócalo se vio cubierta con tráileres y camiones de pasajeros
Los vehículos procedieron de Querétaro, Morelos, Guerrero, Tlaxcala, Sinaloa, Puebla, Durango, Jalisco, San Luis Potosí, Coahuila, Michoacán y otras entidades. Miles de transportistas ignoraron el mandato de la Canacar, de no realizar el paro.
Los bloqueos y plantones vehiculares cerca de Los Pinos, frente a la Torre de Pemex y ante el Palacio Legislativo de San Lázaro causaron otro día infernal para los atribulados habitantes del DF que padecen todo género de dificultades para llevar a cabo sus labores cotidianas. Algunos elevan plegarias o gritan incoherencias hacia el cielo, llenos de desesperación.
Por la tarde de ese día se recibieron informes de bloqueos en diversos estados de la república, lo cual comprobó que los transportistas están decididos a continuar su movimiento hasta lograr la reducción de los combustibles.
Y lo de siempre. A los paristas se les indicó que integraran una comisión para ser escuchada en el Senado de la República, donde sería firmado un punto de acuerdo sobre las demandas y ser entregado en la Presidencia de la República.
Los transportistas estuvieron conformes que en ese documento fuese planteada la rebaja del diesel de 7.68 a 6.10 pesos el litro y sean negociados el Impuesto Empresarial de Tasa Única y el Impuesto sobre Depósitos en Efectivo. Esto satisfizo a los manifestantes y decidieron el retiro del DF después del mediodía.
Hete aquí, sin embargo, que dicho documento fue “rasurado” en el Senado y todo se redujo a un exhorto al gobierno federal para bajar el valor de los combustibles, es decir nada.
Por supuesto, los conductores de vehículos de carga ya deben estar enterados de la jugada de que fueron víctimas y se les pone en el camino de llevar a cabo nuevas protestas y peores desquiciamientos en las ciudades, mientras la Secretaría de Hacienda persista en su actitud de mantener elevados los precios de combustibles. En este año ha sido encarecido el diesel en 30%.
El titular de esa dependencia, Agustín Carstens, congeló el precio de la gasolina “premium” en casi 10 pesos el litro. Es decir, nos exacciona 3 pesos por cada litro a los automovilistas a precio internacional y no tenemos oportunidad de hacerle reclamaciones ante su bien dotada humanidad.
Sin embargo, con los transportistas es diferente y tal vez con ellos no pueda maniobrar Carstens como lo hizo con los pescadores en el reciente reclamo, a causa precisamente del oneroso precio del diesel.
Los camioneros de Coahuila, Durango y Guanajuato mantienen el paro iniciado a principios de semana. Es decir, el conflicto está latente y probablemente conduzca a la resistencia de Carstens.
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