Eruviel Ávila Villegas fue candidato del PRI a gobernador del estado de México. Ya no fue del grupo Toluca. Fue del Valle de México. De la populosa región mexiquense. Donde los cerros están plagados de viviendas grises del tabique desnudo. Sin un metro cuadrado de área verde. De donde salen de madrugada y regresan a media noche. El antiguo lago Texcoco que llegó a desierto. Y millones de personas lo habitan y lo habitarán- A diario llega gente en busca de mejor vida.
Del poniente, desde Tulyehualco, las montañas altas y Satélite, región donde la arquitectura florece y los fraccionamientos residenciales que brotan en Huixquilucan. Con campos de golf. Con vialidades modernas. Asiento de grandes corporativos y con miles de empleos hasta profesionistas. Problemas deben tener; es el otro rostro, el del lado amable.
Y Eruviel es de la realeza popular. De estirpe del esfuerzo. De la cultura de la voluntad. Del espíritu de no desmayar y no dejarse vencer. Originario de Ecatepec. De cobrador de boletos en autobuses a estudios superiores. Licenciatura hasta doctorado. Político sólido y continuó. Alcalde o diputado. Por eso, en su tercer Informe de Gobierno exaltó la Zona Oriente, con sus 10 millones de habitantes. Anunciándoles el nuevo mundo. Con el abanico de obras públicas. El Aeropuerto Internacional. La mega obra hidráulica. Miles y miles de empleos. Desde abajo hasta profesionistas. Es tema a seguir.
Cosas de Estado: Hay ocho militares detenidos por la presunta matanza de 22 civiles, en Tlatlaya. Fueron fusilados, dicen. Y la PGR investiga. Por lo grave del caso, hay que dejar a la Procuraduría su tiempo y espacio. La verdad y la justicia, se exige.
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