Las elecciones del último domingo han dado lugar a una serie de reflexiones que no favorecen el nivel que es de esperarse en la política nacional. El triunfo indiscutible del PRI en franco demérito del PAN y el PRD ha dejado demostrado los efectos negativos de los conflictos internos de estos dos partidos.
Por causas diversas el PAN y el PRD llegaron a la elección con claros elementos de división interna. En el caso del PAN se puede afirmar que no se ha escapado a una intervención nociva del Presidente Calderón. El PRD se debate en las pugnas de la directiva nacional con las corrientes que representa Andrés Manuel López Obrador con vida a la sucesión del 2012; desde luego en esta disputa no es ajeno Cuauhtémoc Cárdenas que ha dejado bien demostrada su distancia de López Obrador.
De esas diferencias internas del PAN y el PRD se aprovechó bien el PRI que en la próxima Legislatura será mayoritario.
No hay ningún menosprecio para el PRI pero se advierte que el PAN y el PRD fallaron a sus seguidores y eso no puede traer bien al país.
HONDURAS
En el país centroamericano se ha llegado, después el rechazo internacional y la resistencia interna no han dado oportunidad al gobierno de facto de dar ninguna señal de solidez. Al contrario parece un grupo usurpador entregado a la insolencia y a la frivolidad.
Por voz de Enrique Otez, supuesto canciller hondureño ha habido expresiones de desprecio para El Salvador y para el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, “ese negrito que no sabe nada de nada” expresión que revela el nivel de los golpistas. Hablando con intención racista en nombre de países latinoamericanos que han sufrido y sufren los extravíos racistas.
Sobre el conflicto hondureño no está dicha la última palabra. Es necesario esperar el resultado de las gestiones del presidente Zelaya y alguna reacción del ejército hondureño que no parece muy convencido del golpe.
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