Bertrand Russel dijo: “toda la soledad de la humanidad en medio de fuerzas hostiles está concentrada en el alma individual, sea el coraje de que pueda disponer, en contraposición con todo el peso del universo, que en nada participa de sus esperanzas y temores”.
Esto sin duda es estar al lado de Buda, y sinceramente cada día y no obstante el avance de nuevas o antiguas creencias, el hombre de este siglo es por mucho seguidor de Buda.
El género de construcción de los templos budistas llamados Stupa, siempre son sus cúpulas de forma ovalada. ¿Sí nos preguntamos el porqué? La inmediata respuesta es que la Stupa tiene la forma de una burbuja, porque ¡la vida es una burbuja!
Cuando Stanley Jones se encontró frente a un templo Budista y recibió una respuesta como ésta, no se sumió en tinieblas ni se derrumbó el universo de su alrededor, sino que su mirada no se centro en una cúpula ovalada a semejanza de pompa de jabón, no. La mirada de los hombres no debe estar en aquello que se desvanece, sino en la expectativa de una vida continua, ¡no es una burbuja, es un huevo!
La pompa de jabón no contiene nada, se desvanece en el aire.
El huevo en cambio es posibilidad de crecimiento, desarrollo y perfección.
Por supuesto tenemos la libertad de mirar la vida como pompa de jabón, pero nosotros preferimos verla como un huevo.
Si me dicen, los huevos no son perfectos, pueden echarse a perder, podrirse; efectivamente el huevo se puede malograr, como también la vida, pero seguimos a favor de algo más tangible. Un huevo en la perspectiva de lo que puede ser.
Ahora ante la proposición antes formulada, presentamos a ustedes un Hombre, que su vida fue de dolor y conocimiento de la miseria de la humanidad. Este hombre en su palabra nos reafirmó la fe en la vida, El dijo: “ yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Jn. 10:10.
Jesús de Nazareth, afirmó que la vida no es una pompa de jabón, sino un huevo. ¿Quién tiene la razón?
Lo invito a comprobarlo, porque en Cristo hay ilimitadas posibilidades de crecimiento, desarrollo y perfección.
Si su vida tiende a desintegrarse como burbuja que no contiene nada, vea hacia la luz, no de fuegos fatuos sino de la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. La luz es Cristo.
*Pastor General de la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R.
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