Opinión

¿Estamos preparados para morir?

“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” Fil 1:21.

Gersain García, vive en Coxtocán, un bello lugar cerca del volcán Popocatépetl, que ha últimas fechas ha estado muy activo.

El dice que resulta extraña la atención que en los medios recibe este coloso. Mientras vomita una energía en fumarolas cada vez mas intensas y que para algunos presagia algo, para él no. Inevitablemente la plática nos llevo al tema del desastre y de ahí a la muerte que encontrarían muchas personas en el remoto caso, según él que hiciera erupción.

No temo a la muerte, dice. Al momento pienso este hombre conoce también sus terrenos que por eso habla así.

Gersain me saca de mis pensamientos para decirme: “aunque el volcán hiciera erupción y yo muriera, no temo a la muerte”. Entonces de verdad la plática se torna interesante.

La memoria se refresca con los que hombres sabios han dicho respecto al tema.

“El hombre débil teme a la muerte; el desgraciado la llama; el valentón la provoca y el hombre sensato la espera” esto lo dijo Benjamín Franklin el científico, filósofo y político estadounidense.

El premio Nobel de literatura Camilo José Cela dijo: “La muerte llama, uno a uno, a todos los hombres y a las mujeres todas, sin olvidarse de uno solo ¡Dios, que fatal memoria! Y los que por ahora vamos librando, saltando de bache en bache como mariposas o gacelas, jamás llegamos a creer que fuera con nosotros, algún día, su cruel designio”

Entonces mi amigo de Coxtocan, me explica, como San Pablo lo hiciera hace mas de Mil Novecientos y tantos años, que Cristo no es su vida; sino que su vivir es Cristo.

Con este intercambio de sujeto y predicado me dice que su vida y su muerte se resuelve todo en Cristo.

Una señora pregunto a Juan Wesley: ¿suponiendo que usted supiera que habría de morir mañana en la noche, como pasaría estas últimas horas?

“Pues, amable señora, replicó Wesley, lo pasaría como pienso pasarlo. Predicaría esta noche en Gloucester y otra vez mañana a las cinco de la mañana; después de eso iría a Tewkesbury, predicaría por la tarde, me reuniría con las sociedades por la noche. Luego me presentaría en casa del amigo Martín, que espera hospedarme, conversaría y oraría con la familia como de costumbre, me retiraría a mi cuarto, me encomendaría a mi Padre Celestial, me acostaría a descansar, y me despertaría en la gloria”

¿Y usted que haría? No importa que viva lejos del Popo, un día tendremos que morir, preparémonos para vivir y para morir. Tenga un encuentro con Cristo que es la vida eterna, entonces vivirá para siempre.

*Pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.org

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