El Banco Mundial, en un informe hecho público, aseguró que tras los bajos niveles registrados el año pasado con posterioridad a la crisis, para 2017 se prevé un 2.7% de moderada aceleración en el crecimiento económico mundial, en un contexto en el que disminuyen los obstáculos a la actividad de los exportadores de productos básicos en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, al tiempo que se mantiene sólida la demanda interna entre los importadores de productos básicos en los países emergentes y en desarrollo.
Según el informe del Banco Mundial de enero, Perspectivas económicas mundiales, en las economías avanzadas se espera que el crecimiento repunte hasta el 1.8% en 2017. El estímulo fiscal en las principales economías —y, en particular, en Estados Unidos— podría generar un crecimiento interno y mundial más rápido que el previsto, aunque una creciente protección comercial podría tener efectos adversos. Este año, el crecimiento en el conjunto de los mercados emergentes y las economías en desarrollo debería recuperarse hasta un 4.2% —respecto del 3.4% del año que acaba de finalizar—, con un aumento moderado de los precios de los productos básicos.
No obstante, la incertidumbre derivada de la orientación de las políticas de las principales economías ensombrece esta perspectiva. Un periodo prolongado de vacilación podría dilatar el lento crecimiento de la inversión que está refrenando a los países de ingreso bajo, mediano y alto.
“Tras años de niveles desalentadores de crecimiento mundial, observamos esperanzados mejores perspectivas económicas para el futuro”, manifestó Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Es el momento de aprovechar ese impulso e incrementar las inversiones en infraestructura y en las personas. Se trata de un paso esencial para acelerar el crecimiento económico sostenido e inclusivo necesario para poner fin a la pobreza extrema”.
En el informe se analiza el preocupante debilitamiento que ha experimentado recientemente el crecimiento de la inversión en los mercados emergentes y en las economías en desarrollo, que representan un tercio del producto interno bruto a nivel global y aproximadamente tres cuartos de la población mundial y de los pobres del mundo. El crecimiento de la inversión disminuyó al 3.4% en 2015 respecto del promedio del 10% registrado en 2010, y es posible que se haya reducido otro medio punto porcentual el año pasado.
La ralentización del crecimiento de la inversión es, en parte, una corrección de los elevados niveles previos a la crisis, pero también es reflejo de los obstáculos a los que han tenido que hacer frente las economías emergentes y en desarrollo, como precios del petróleo bajos (para los exportadores), menor inversión extranjera directa (para los importadores de productos básicos) y, de manera más general, las cargas de la deuda privada y el riesgo político.
“Podemos ayudar a los gobiernos a que ofrezcan al sector privado más oportunidades de inversión, con la confianza de que el nuevo capital que genere pueda incorporarse a la infraestructura de la conectividad mundial”, afirmó Paul Romer, primer economista del Banco Mundial. “Sin calles nuevas, el sector privado carece de incentivos para invertir en el capital físico que son los edificios nuevos. Sin un espacio de trabajo nuevo conectado con nuevos espacios para vivir, los miles de millones de personas que desean incorporarse a la economía moderna perderán la oportunidad de invertir en el capital humano que se deriva de la formación en el empleo”.
Gracias a la progresiva recuperación de los precios de los productos básicos, y a medida que Rusia y Brasil retoman la senda del crecimiento tras sus respectivas recesiones, para 2017 se prevé una expansión del 2.3% en la actividad de los exportadores de productos básicos en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, tras el aumento prácticamente inapreciable del 0.3% en 2016.
Este año, por el contrario, los mercados emergentes y las economías en desarrollo importadoras de productos básicos deberían crecer al 5.6%. Por lo que respecta a China, se prevé que prosiga una desaceleración ordenada del crecimiento a una tasa del 6.5%. Sin embargo, las previsiones generales para los mercados emergentes y las economías en desarrollo se ven atemperadas ante la apatía del comercio internacional, la moderación de la inversión y la fragilidad del crecimiento de la productividad.
Entre las economías avanzadas, se espera que el crecimiento en Estados Unidos repunte al 2.2% a medida que el crecimiento de la producción y la inversión cobren impulso tras un 2016 débil. En el informe se analiza cómo el estímulo fiscal propuesto y otras iniciativas de políticas en Estados Unidos pueden repercutir en la economía mundial.
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