En una sociedad tan especial como la nuestra, y más con el avance de la tecnología, nos preguntamos ¿por qué las personas religiosas son estrambóticas, extravagantes y raras?
Ciertamente los religiosos son todo esto, su actitud trasciende de tal manera que muchas personas interesadas en la religión, no lo puedan superar y vacilen ante la fe, pues no quieren ser considerados como medios locos.
El estudiante universitario preguntaba a su maestro: ¿será la religión algo natural?
Preguntaba esto con sinceridad y mucha aprensión.
Un escritor de los primeros siglos del cristianismo decía: “el alma es naturalmente cristiana” diríamos hoy día el alma es naturalmente religiosa, de esto los sociólogos nos hablan mucho, de tal forma que los marxistas dijeran en su momento que “la religión es el opio de los pueblos”.
Nuestra experiencia sin embargo nos dice que es verdad que el alma es religiosa, cuando vivimos por el camino de la fe nos sentimos naturalmente cómodos, puesto que sin fe es imposible toda relación humana. Imaginemos que no hubiera fe en el comerciante que expende sus productos para el consumo alimenticio de la humanidad; ¿los vendería? Que el vecino que acude al mercado a comprar sus productos careciera de fe, y no creyera en que los productos son buenos, ¿viviría ante la posibilidad de lo que compra es bueno? Esta es la fe natural que mueve al mundo.
Realmente sin fe, viviríamos como huérfanos y extraños aun con nosotros mismos, lo que sin duda sería una tragedia.
Es cierto que obedecer a la fe en Dios en medio de una sociedad como la nuestra nos vuelve excéntricos, pero ¿no será que la misma sociedad es extraña, estrambótica y excéntrica?
Si una persona no se ajusta a su medio, se dice que es excéntrico, pero ¿la sociedad se ajusta a su medio? Por supuesto que no. La sociedad está dedicada a su propia destrucción por su avaricia, su egoísmo y sus conflictos. ¡la sociedad está acabando con la misma sociedad!
El centro de la vida está en Dios y nos volvemos Teístas para exclamar como Voltaire ¡si Dios no existe tenemos que inventarlo! Pero en la razón Kantiana decimos “es absolutamente necesario persuadirnos de la existencia de Dios; pero no es necesaria su demostración”.
Los cristianos reconocemos a Dios en Cristo y nos asalta la pregunta, ¿era Cristo un excéntrico? En su tiempo seguro que lo era. Pero pasados más de dos mil años debemos reconocer que en su tiempo sólo Él estaba en perfecto equilibrio moral y espiritual. Cristo fue dominador de la escena con el rico y con el pobre, en el palacio o en la vivienda humilde.
Volvamos nuestro corazón a Él, volvámonos excéntricos, bajo pena de perder nuestra aparente cordura.
*Pastor General de la Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R. ser@iciar.org
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