El gobierno federal tiene los mecanismos legales suficientes como para evitar abusos en los medios. Pero difícilmente solucionará el problema de una mala imagen si antes no entiende que todo se origina en su propia incapacidad para comunicar y explicar a la sociedad lo que sucede en el país. La soberbia y el alejamiento de los medios son apenas, parte del problema. Después, el respeto a los medios no es, ni puede ser visto, como una graciosa concesión del gobierno. La libertad es algo que el gobierno tiene que respetar como primer obligado. Y las palabras presidenciales parecen más una advertencia de lo que podría suceder en un momento dado, que una señal de aceptación y entendimiento.
Después, en ese mismo discurso, el Presidente Calderón habló del respaldo político “necesario” para el fortalecimiento de los cárteles de la droga. Y de nueva cuenta, aparece una señal poco alentadora. Si el gobierno federal tiene pruebas de que los cárteles de la droga han recibido apoyo de políticos, de cualquier nivel y partido, no deben ser cuestionados mediante discursos, sino con acciones legales fincadas en esas mismas pruebas. No es aceptable que a cuatro años de iniciada la guerra contra la delincuencia organizada, el gobierno federal hable con parábolas y permita la especulación.
El discurso presidencial parece estar dirigido a los priístas que, en estos momentos, se preparan para realizar un cambio de dirigencia en su partido. Y como las señales son claras en torno al arribo a los controles del PRI de Humberto Moreira, tiene que pensarse que las palabras del licenciado Calderón están dirigidas en contra de sus principales opositores. Y no se requiere de un gran esfuerzo para recordar que Humberto Moreira como gobernador de Coahuila, ha sido uno de los más importantes críticos del gobierno federal. Pero, el problema es el mismo. Si hay pruebas, tienen que presentarse y con ellas en la mano, aplicar la ley con todo rigor. Y si no es así, entonces el discurso del Ejecutivo Federal lo que provoca son confrontaciones innecesarias. Y ello es a querer o no, motivo para la falta de los acuerdos que tanta faltan hacen…
Y en tanto, en el seno del PAN se mantiene el problema de las divisiones. La elección del nuevo dirigente del partido blanquiazul se ha convertido en una lucha interna sin cuartel. Y aún cuando es obvio que Felipe Calderón podrá imponer al candidato que mejor le acomode, también lo es el que, una vez disipado el humo de la batalla, serán muchos los escombros que habrá que limpiar y muy poco el tiempo para sanar las heridas provocadas… Si hay un político preocupado por su futuro, es sin duda Marcelo Ebrard. Primero, la distancia con Andrés Manuel López Obrador crece día con día.
Y después, la forma en que Juan Ramón de la Fuente aparece como el “candidato ciudadano ideal”. Así, el sueño de ser candidato a la Presidencia de la República se convierte cada día en una posibilidad menor. Pero eso no es todo. Ebrard tuvo que aplicar la “democracia de los granaderos” para poder respaldar su proyecto conocido como la «súper vía” al sur de la ciudad.
Esta acción, demostración de cerrazón y fuerza, sólo ha creado mayor rechazo al proyecto citado. Y poco a poco, presentará los costos políticos para un gobierno capitalino que quiere hacer crear a la sociedad, que todo en la ciudad, marcha de maravilla.
Comentarios Cerrados