* Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno del Distrito Federal, rindió su informe de labores ante la Asamblea Legislativa. Reitera su disposición a conducir su gestión con el acuerdo ciudadano. Está bien, como bien está que el titular del gobierno capitalino se presente ante la asamblea y escuche lo que decirle quieran. La verdad es que difícilmente se puede dejar satisfechos a todos. Siempre habrá quienes nos estén de acuerdo con las obras.
* La obra pública en ocasiones puede ser sometida a la consideración de los afectados directamente, pero en ocasiones las consecuencias van más allá de la comunidad involucrada. Es tarea de los especialistas diseñarla, convencer a los más y realizarla. Recordemos cuando vecinos de la colonia del Valle se oponían a la construcción de un paradero del Metrobús por la Glorieta de la Riviera. Pero para usuarios de los servicios la visión era diferente.
* Algún día se proyectó la construcción de un tren elevado que conectaba a Polanco con colonias del Estado de México. Los vecinos de la colonia ubicada en la delegación Miguel Hidalgo se pronunciaron en contra y la obra no se realizó. Hoy ocurre algo semejante con la ruta citadina del tren México-Toluca, los habitantes de zonas por donde pasarían las vías no están de acuerdo. En el caso del túnel de Mixcoac, igual, las presiones populares han retrasado la obra e impuesto modificaciones al proyecto original. La obra de la avenida Chapultepec va por el mismo rumbo.
* Vaya que es difícil dejar satisfechos a todos. ¿Vivimos en una ciudad inviable? ¿La obra pública deberá ser sometida a votación popular? ¿Aprobada por la mayoría la minoría estará dispuesta a aceptar la decisión? En este caso los hechos demuestran que no.
* Tendremos que llegar a la construcción de ciudades a las que irán a vivir quienes las acepten para formas que correspondan a sus intereses. ¿O no?
* Hoy son sirios. Ayer fueron españoles. Más adelante argentinos, chilenos, brasileños. Antes judíos, irlandeses, italianos. Mexicanos desde hace mucho. Las migraciones obedecen a causas sociales, económicas, bélicas, laborales, catástrofes naturales. Veamos el fenómeno con el espíritu abierto a la solidaridad, no sea que mañana nosotros mismos nos veamos en una situación semejante.
* Desde luego, una forma de disminuir los riesgos de que tal ocurra, es defender nuestras instituciones, fortalecerlas. Instituciones públicas y privadas. Cuidemos lo que tenemos frente a los embates que son de fuera y del interior. Sostengamos con firmeza el México que es nuestro, que es nuestra casa y la de quienes habrán de seguirnos.
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