* A nadie debiera sorprender que integrantes del gabinete abunden en la explicación de las políticas del Presidente Enrique Peña Nieto. A diferencia de lo que ocurre en el poder legislativo y en el judicial, donde cada uno de sus integrantes tiene, o puede tener, opiniones propias, los integrantes del equipo del titular del ejecutivo federal van en la misma dirección. Aunque en ocasiones han aparecido voces disidentes que en público o en privado se manifiestan. A veces las diferencias se expresan en forma críptica. En otras no. Se utiliza un lenguaje directo. La consecuencia es renuncia “por razones de salud” (se decía antes); cargo en el servicio exterior; cese sin mayor explicación. Hubo quien pagó con cárcel la osadía de cuestionar al poder formal fuera de un marco de discreción.
Casos emblemáticos. En la gestión de José López Portillo, Jesús Reyes Heroles de alguna manera se pronunciaba opuesto a una apertura, fuera de oportunidad, al Vaticano; antes Julio Rodolfo Moctezuma y Carlos Tello Macías, se dejaban llevar por sus desacuerdos; después Adrián Lajous exhibiría públicamente sus diferencias con el Presidente. Con Ernesto Zedillo, Dante Delgado criticaría su política social. Las diferencias entre Vicente Fox y Jorge Castañeda no eran asunto para iniciados, estaban a la vista. No fueron menores los problemas entre Fernando Gómez Mont y Felipe Calderón.
* Las palabras del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, referidas a la Reforma Energética, en Ecatepec, en ocasión de conmemorarse el aniversario de la muerte de Morelos, tienen el valor de la explicación de una gestión al más alto nivel, y del más alto interés, consideración importante para cuanto seguirá en el año que comienza. Con el agregado de la convicción personal del funcionario. Vale entonces volver a su lectura para entender a tiempo, y con precisión, el mensaje contenido en aquellas palabras.
* Desde esta columna hacemos votos por el bienestar de todos en este 2014. Porque los planes y programas de gobierno, de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial; y de los tres órdenes: federal, estatal y municipal, alcancen sus metas y objetivos para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, y las mexicanas (ni modo, así se dice ahora por aquello del respeto al género aunque ese respeto debiera trascender la mera expresión de la palabra).
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