“Si eres una celebridad, (las mujeres) te dejan hacer lo que quieras”: Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. Independientemente del contenido, de vulgaridad y misoginia extremas por las palabras de que está acompañado, hay algo claro: el espionaje ha trascendido los límites de interese estratégicos nacionales, para llegar al ámbito privado. Hoy, mirar por la ventana a la casa del vecino para saber qué hace, cómo lo hace, es práctica frecuente de intrusos. Para los fines que se quiera, generalmente perversos. Así, gobernantes, políticos, empresarios, clérigos, diplomáticos, deben cuidar qué dicen, qué hacen. Acaso quien está enfrente, a su lado, tenga forma de grabarlo. La tecnología ofrece recursos inimaginables ayer. Big brother, personaje de George Orwell, de su novela 1984, presente.
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