Los derechos humanos son vistos como un ministerio celestial,
colocándolos con un poder infalible. Sentencian Y no hay poder terrenal que que modifique el juicio. Al crearse la Organización de las Naciones Unidas, ONU, se hizo para evitar las guerras. Luego surgieron otros apartados y el 10 de diciembre de 19498 se hizo la declaración de los Derechos del Hombre. Eran seccionados,en derechos civiles o políticos.
Avanzaron hasta la creación de los Derechos Humanos. Y son los de mayor proliferación. Se generó una modalidad, la de “Comisiones de Derechos Humanos”, aquí, allá, y, en todas partes. En muchos países se legisló y por ley, con subsidio, se crearon Comisión Nacional de Derechos Humanos, que preside Raúl González. En cada estado de la república hay una comisión, por ciudad o por municipio. Hay las On’gs.
Defienden los derechos humanos de todos, hasta de delincuentes sanguinarios y de enorme daño, como los de Joaquín Chapo Guzmán. Cuando hubo el primer ombusdam, que fue Luis de la Barrera, dijo “defenderé hasta con mi vida los derechos humanos de un delincuente”. Y siempre ha existido la confusión sobre lo que se defiende.
Lo extraño es que han desviado la mística y se ha convertido en organismos de competencia contra gobiernos, hasta de confrontación, como acaba de darse entre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, esta dio a conocer una evaluación declarando que en el país impera la violencia y la impunidad. Severos juicios hacen.
El Gobierno de Enrique Peña Nieto respondió, al fin hizo aclaraciones. Con un comunicado múltiple, de la Secretaría de Gobernación, de la Procuraduría de la República, de la Cancillería, descalificó el informe de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. El desmentido fue contundente.
El fenómeno es una intromisión extranjera. Es recriminable la acción de la CIDH. Como reprobable es la presencia del Grupo Interdidisciplinario de Expertos Independientes, GIEI, es una empresa mercantil, con la versión de derechos humanos, contratada por la CIDH para el caso Ayotzinapa, cobran, y caro, les pagan del erario. Y su escándalo llegó al extremo de que piden al Parlamento Europeo “apoyo político” para seguir en México, claro, cobrando. Ya basta. ¿quien los vigila en torno a derechos humanos?
Foto del GIEI.
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